Días atrás, el Ajuntament de Palma comunicó las mejoras conseguidas des de el pasado mes de marzo, en lo que denominó ‘Segunda fase de Palma a punt', o plan de programación y limpieza para lograr un cambio relevante en el proyecto de saneamiento y mejora de los barrios de la ciudad, respecto a lo realizado en los últimos ocho años en esta materia.
Una vez más, insistiremos en que los ayuntamientos no tienen por qué alardear de lo que hacen o de lo que han hecho, ya que su obligación es hacerlo, pues para eso, quienes componen el gobierno municipal, se han presentado a las elecciones. En todo caso, quién debe de decir si hay mejoras, es el ciudadano. Y en Palma hay muchos ciudadanos que esperaban más con el cambio. Sobre todo en lo próximo, es decir: limpieza, aceras y calles en buen estado, eliminación de patinetes y bicis en calles peatonales...
Además de que se hagan cosas, sin olvidar que quedan muchas más por hacer, en lo que se refiere a obras de reparación de aceras, alcorques, desagües, etc., una vez llevadas a cabo, a quién le corresponda, debería de ver si han sido bien realizadas. Que no todo vale. Es decir, no vale arreglar una acera, pero dejarla mal, como sucede a veces, o arreglar unos desagües y arreglarlos mal, o enladrillar y al poco tiempo ver como algunos ladrillos son como teclas de piano, que los pisas y se mueven… Incluso hacen ruido. ¿Que no…? Ahí van dos ejemplos.
Adoquines y alcantarillas
Uno. Plaza García Orell, o Plaza de las Columnas. Hace unas dos semanas, un vehículo se estrelló contra un semáforo, al que dejó inclinado y con el suelo de adoquines que lo rodea, levantado. También, por el efecto del golpe, la rejilla de la alcantarilla quedó descuajaringada.
A los pocos días acudieron los obreros a resolver el problema. Colocaron verticalmente el semáforo, recolocaron los adoquines que lo rodean y nivelaron la rejilla que cumbre la alcantarilla, pero… Resulta que hace unos días nos dimos una vuelta por allí, y nos encontramos con que el semáforo seguía en posición vertical, pero los adoquines de su alrededor se habían vuelto a levantar. Y es que en vez de cemen to, habían puesto… No sé, como una pasta de arenilla, que con las primeras pisadas de los peatones se aflojó, dejando en libertad a los adoquines. Y, como no podía ser de otro modo, a nada que pisas sobre las rejillas que cubren los desagües, percibes que están sueltas, lo que nos hace pensar que ha sido peor el remedio que la enfermedad. Por eso decimos que no se trata solo de arreglar, sino de verificar que la reparación es duradera.
Acera desnivelada
Y dos. En la calle Bartolomé Torres, 5, de Palma, hablamos con un vecino, Gonzalo Vázquez, quien nos muestra como ha quedado la acera que pasa por delante de su casa y de su cochería, acera abombada, sin apenas bordillo, lo que se traduce en que cuando llueve, algunas personas se caen, sobre todo las que caminan por la parte más inclinada, o sea, la cercana al no bordillo que han puesto.
«Aparte -dice Gonzalo-, al intentar entrar la furgoneta, que a veces viene cargada, tenemos que descargarla porque sino, al ser abombada la acera, los bajos del vehículo topan contra ella y no podemos avanzar, salvo que nos carguemos el coche o la acera. Por eso, a poco de darnos cuenta de esto, que fue al día siguiente de que nos dijeran que la acera estaba lista, llamamos al Ajuntament, al 112… Nos aconsejaron que avisáramos al policía del barrio, cosa imposible, pues nunca le hemos visto… En otra ocasión vinieron técnicos, lo miraron y nos dijeron que ya nos dirían cosas… Pero eso ocurrió hace meses, y hasta la fecha no nos han dicho nada. Mientras tanto, aquí seguimos, con la acera que es un peligro, y que encima han arreglado, pero mal. Y ahí está. ¿Y que hacemos mientras tanto? ¡Pues aguantarnos!»
Más adoquines
Por otra parte, imaginamos que Cort debe de tener ojeadores que pateen las calles tratando de encontrar irregularidades en ellas, denunciarlas, y a partir de ahí, que entre en liza Infraestructuras, ¿no? Pues bien, o no se enteran, o no existen esos informantes. Porque en algunas calles hay problemas de mantenimiento que están pidiendo a gritos una intervención. Por ejemplo, en la calle Joan Alcover, en dirección al carrer de Manacor, en la acera de la izquierda y a la altura del número 2…
Al final del mandato de Hila la enladrillaron, pero al poco tiempo los transeúntes notaron que los nuevos ladrillos empezaban a moverse, cosa que continúan haciendo a día de hoy, pero mucho más que cuando empezaron a moverse. O en la calle Bonaire, a la altura del número 3. Vemos adoquines rotos y algunos otros hundidos… ¿Los primeros pasos de un futuro socavón? ¿Lo sabe Mantenimiento? Pues, desde hoy, ya lo sabe.