Hace unas semanas les contamos que Francesca Busquets, bailarina de ballet clásico formada en el Conservatorio Profesional de Música y Danza de Mallorca, había sido fichada por el ballet Mikhailovsky de San Petersburgo, posiblemente uno de los mejores del mundo en cuanto a la calidad de sus bailarines. Por este motivo la mallorquina viajaba a dicha capital rusa para ponerse a las órdenes del español Nacho Duato, director del ballet y, además, reunirse con su hermana Aina, componente de dicho Teatro, desde hace tres años.
Pues bien. Francesca ya está en San Petersburgo, donde no solo se ha reencontrado con su hermana, sino que, además de ir integrándose, está trabajando duro a base de ensayos y actuaciones a diario, excepto los lunes que es el día libre y de descanso. Y es que, como bien le decía Natalia Dorado, profesora de ambas en el Conservatorio, lo más importante es trabajar con inteligencia, dedicación y pasión. Sin duda, el ballet Mikhailovksy es el sueño de cualquier bailarín. Pues ellas lo han alcanzado y, además, siguen aprendiendo de esta bella, pero dura, profesión. Y para que nos hagamos mejor a la idea, le hemos pedido a Francesca, que nos cuente un poco la experiencia que está viviendo y aquí os lo resumimos.
Solo se descansa un día
«En tres días Aina ha bailado ocho veces las variaciones en el papel solista de Hada Azul y Joyas, en el ballet La Bella Durmiente, en versión de Nacho Duato, pero ahí no acabada todo. Mañana, doble Cascanueces, y el domingo doble Corsario, debutando en el papel solista de Odalisca, ¡todo eso en una semana! Esto es lo que significa ser bailarina profesional en San Petersburgo. En cuanto a mí, con tan solo dos ensayos entro a formar parte del cuerpo de baile en la escena del Jardín Animé, en El Corsario, que presentaremos este próximo domingo. Lo mismo me ocurrió con Don Quijote, ballet con el que debuté en el teatro por primera vez, habiéndome avisado un día antes de que tenía que bailar, teniendo apenas tiempo de preparación. Pero, repito, esto aquí es lo más normal del mundo: preparación, ensayo, escena. Todo en un mismo día... ¿Que por qué? Pues porque el público pide ballet, y ahí estamos los artistas dispuestos a dar lo mejor de nosotros mismos en cada actuación.... Sí, porque a pesar del cansancio, emoción, cotilleos, lesiones y dramas, a las 19 horas de casi todas las tardes de la semana, suena la campana advirtiéndote que empieza la función».
96 años y al pie del cañón
Luego nos habla de la maestra Ziminá, que no tendría nada de particular salvo que tiene 96 años. «Ella imparte las clases de calentamiento antes de los ensayos y espectáculos. Es, sin duda, todo un emblema en el Teatro. Camina totalmente recta, siempre con una amable sonrisa para todo el mundo, llega una hora antes, se prepara para la clase y durante la misma no se sienta ni un solo momento. Es estricta y siempre insiste en que vayamos con la música, corrigiéndonos detalles técnicos de forma muy precisa. Habla en ruso, obviamente, por lo que tanto mi hermana como yo, ponemos la máxima atención para descifrar lo que dice. Y si no la entendemos, cómo nos ocurre muchas veces, preguntamos a compañeros que hablan inglés para que nos traduzcan lo que está diciendo. Las clases con otros maestros suelen ser duras también, pero reconocemos que el respeto y compañerismo que hemos encontrado en San Petersburgo nos ha sorprendido gratamente».
El ‘tempo' de la música
Por último nos señala otro detalle, este referido a la orquesta. «Nuestro director general está empeñado en que resulta más atractivo para el público si el tempo de la música es más rápido de lo que marca la partitura habitual de música para ballet. Por eso, en los ensayos generales, da órdenes contundentes al director de orquesta para que los músicos toquen rápido, lo cual, para los bailarines, nos supone un verdadero reto ya que bailar tan rápido, a veces, es humanamente imposible. Aún así, y cómo siempre, con una sonrisa seguimos bailando y emocionando al público. Y es que -concluye- la música es parte de la danza, por lo cual los bailarines nos tenemos que adaptar a ella, cualquiera que sea su tempo».
Podría suceder en agosto
Al margen de lo que nos cuenta Aina, les añadimos que se está trabajando desde Palma, en colaboración con el Ajuntament, para que este verano, en agosto posiblemente, bailarines mallorquines puedan bailar para el público de la Isla. Sería en uno de los más bellos escenario que pueda tener la ciudad: el Castell de Bellver. Por lo que sabemos las conversaciones van muy avanzadas y solo faltan unos flecos... Pero les podemos adelantar que finalmente ocurre, podremos ver bailando en Bellver, en una noche de agosto, a las hermanas Aina y Francesca, y a otros tres bailarines, que, al igual que ellas, se han formado en el Conservatorio Profesional de Música y Danza de Palma. Ellos son Tomás Sanza Casas, que trabaja en la Compañía Nacional de Danza de España; Toni Cañellas, del Northern Ballet (Inglaterra) y su último papel solista ha sido en La Bella y la Bestia, y Mar Bestard, bailarina del ballet de la Ópera Estatal de Varna (Bulgaria).
¿Se imaginan lo que puede dar de sí una noche como esta? Con jóvenes bailarines mallorquines, todos educados artísticamente en Palma, con un largo currículum a sus espaldas, bailando en casa, ante su gente? ¿Se imaginan, si eso es posible, lo que sentirá Aina, pues será la primera vez que baile en Mallorca, de donde salió muy joven con destino a San Petersburgo? Pues eso puede suceder en una noche de verano, dentro de dos meses, en Bellver....