La empresa Worldcoin ha captado a cerca de 400.000 usuarios en España para escanear su iris a cambio de monedas digitales que esta semana cotizan a 80 euros, una práctica que investiga la Agencia Española de Protección de Datos tras recibir cuatro denuncias por uso indebido de datos. La trasmisión de este tipo de datos a un tercero nunca es inocua, según han alertado algunos expertos consultados por EFE, que han puesto sobre la mesa cuáles son las posibles violaciones a la intimidad asociadas a esta práctica, y hasta la posibilidad de detectar enfermedades a partir de ese escaneo.
La clave es el consentimiento. «Lo que dice el Reglamento General de Protección de Datos y el derecho a la intimidad es que tiene que haber un consentimiento libre e informado en la cesión de los datos, y el mejor ejemplo de que en este caso no se cumplen es que, en los testimonios que conocemos, los usuarios no saben para qué ceden sus datos», explica a EFE Borja Adsuara, abogado experto en derecho digital. Adsuara subraya que el foco no está en ganar dinero a cambio de ceder los datos, sino en que quien acepta el escaneo de su iris sepa para qué se va a usar la información obtenida.
«Eso sí puede ser constitutivo de delito y es lo que investiga la AEPD, que los usuarios parecen no contar con información suficiente de qué va a hacer Worldcoin con sus datos», destaca. El experto incide en que la clave no está «en defender los datos sino la libertad de la persona para hacer con sus datos lo que quiera», lo que viene a ser, según él, equiparable a la libertad sexual: «Tú puedes hacer con tu cuerpo lo que quieras, pero ninguna otra persona puede hacer nada con tu cuerpo sin tu consentimiento».
«Si lo tenemos claro con la integridad física, ¿por qué no lo tenemos con la intimidad?», cuestiona. Uno de los motivos por los que el potencial uso ilegítimo de los datos que ofrece la biometría del iris levanta tanto recelo es porque ofrece información valiosa sobre la salud que, de acabar en manos de una aseguradora o empresas de contratación, por ejemplo, podrían utilizarse, entre otros, para descartar a personas enfermas.
Los datos del iris son «obviamente interesantes en medicina, se usan para estudios de enfermedades oculares y también para detectar síntomas de otras enfermedades», subraya el investigador del Barcelona Supercomputing Center Alfonso Valencia. De hecho, existe literatura científica sobre los datos sobre la salud de una persona que ofrece sus iris desde finales del siglo XIX. Valencia cita entre esas enfermedades la retinopatía diabética, la enfermedad coronaria o el síndrome uveomeníngeo, una panuveítis granulomatosa bilateral y difusa que cursa con desprendimiento de retina y puede afectar al sistema nervioso central, al auditivo y a la piel.
Uno de los mayores expertos en esta materia, el optometrista e investigador de oftalmología de la Universidad de Nova Southeaestern en Fort Laureldale (Florida) ha constatado en diversos estudios que el iris puede ofrecer indicios de diversos tipos de cáncer, entre ellos algunos tipos de leucemia o tumores cerebrales.
El iris proporciona también datos sobre el padecimiento de la neurititis óptica, una inflamación del nervio óptico, podría ser un síntoma de esclerosis múltiple; de la hipertensión arterial o de la artritis reumatoide, según datos de la Sociedad Optométrica Americana. Worldcoin es una empresa fundada por Sam Altmann, consejero delegado de OpenAI, la matriz de ChatGPT, que asegura que su escaneo del iris es una «prueba de humanidad» para certificar que un usuario de redes o un comprador es una persona humana y no un robot, asegura la compañía.