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Alicia, cinco años de New York Fashion Week l El Gesamuseos

Alicia Comas, la calvianera afincada en México, donde trabaja en Televisa, desfiló por quinta vez en la New York Fashion Week

Alicia con Ágata Ruiz de la Prada.

| Palma |

Por quinto año consecutivo, Alicia Comas, la calvianera afincada en México, donde trabaja en Televisa, desfiló por quinta vez en la New York Fashion Week, en esta ocasión –nos cuenta, vía móvil– «desfilé para Agatha Ruiz de la Prada, Ikaro Trendy, Indira & Isidro y diseños de indonesia». Alicia estuvo en la ciudad de los rascacielos por espacio de una semana, distribuyendo el tiempo entre pruebas de vestuario, desfiles y conocer la ciudad. «Fueron días en los que hizo mucho calor, pero también llovió mucho, sin que ello influyera para nada en la asistencia de público, que fue masiva». Ni que decir tiene que Alicia está feliz y, a la vez, muy agradecida, «es mi quinta NYFW. Desfilar en cinco ocasiones sobre una pasarela tan importante a nivel mundial es el gran sueño para cualquier modelo».

Teatro y series para Televisa

Eso por una parte. Por otra, en cuanto a teatro, nos dice que ya se terminó la temporada de teatro. «He quedado muy contenta y agradecida. Ha sido un final muy bonito, para una obra con éxito, y con uno de los productores teatrales más importantes. En relación a la tele, acabo de hacer otra Rosa de Guadalupe, esta vez titulada Zapatitos de amor... ¡Ah! Y otra cosita más: el próximo 3 de octubre, presentaré los ACPT 2023, los premios de teatro de la Ciudad de México, en el Teatro Esperanza Iris. Por tanto, y como ven, me siento muy feliz por como me están yendo las cosas». Lo bueno de Alicia es que es inconformista, es decir, que trata de superarse a diario, sin dejar de ser la joven sencilla y amable que conocimos hace cinco o seis años, cuando ni se le había pasado por su cabeza ir a probar fortuna en México.

El antiguo edificio de GESA podría convertirse en un Gesamuseos

Cuatro ideas

Nos han contado que Cort anda buscando algún museo potente para que le alquile algunas de sus obras para exponerlas en el edificio GESA una vez remozado, que quieren convertir en museo.
Lo de alquilar obras de prestigiosos artistas de importantes museos, es algo que ya se hace. Pero sale por un pico. Queremos decir que no es gratis. Por tanto, entre la remodelación del edificio, y el alquiler de obras, puede salir por un ‘Potosí'. Sí, dicen que lo hacen para atraer turismo de calidad. Vale, mola. Pero resulta que a Mallorca, generalmente, viene turismo de no mucha calidad –salvo excepciones, pero pocas–, sino más bien, viene turismo de alpargata, o turismo de alcohol y de follones. Y últimamente turismo expréss, que son los que llegan a la Isla con lo puesto: billete de ida y vuelta y sin hotel, ya que duermen en la playa, se asean con las duchas que hay en esta, y, lo que se tenían que gastar en hospedaje, se lo gastan en copas, pillando unas trompas impresionantes –si alguien con mando en plaza quiere verlo, le acompañamos–. Son turistas que jamás visitarán un museo, a los que, como mucho, les interesan los bares que hay por dónde paran, y que cuando regresan a su país, si les preguntan por lo más interesante de Mallorca, lo único que recuerdan dónde fueron a emborracharse, a Manolo, que es quién les servía las copas, el trozo de playa donde tomaban el sol, y –algunos– dónde dormían.

Hay que montárselo de otro modo. ¿Cómo? Pues pensando que el edificio GESA puede albergar un gran museo, dividirlo por partes, y reconvertirlas en espacios para los diferentes museos que tengan algo que ver con la Isla. Museos como el del mar –salvo cuatro llaüts y varios cuadros que se pueden ver en es Molinar–, no hay mucho más. También se puede instalar el museo de la Agricultura. Bastaría con ponerse en contacto con un vecino de Sant Jordi y que le enseñara la cantidad de elementos, aperos y maquinaria agrícola que tiene, muchos de ellos de siglos atrás. O el museo de las radios, gramófonos, teléfonos, máquinas cinematográficas, etc., propiedad de los herederos de Pau Marqués, aparatos hoy embalados y metidos en un almacén.

No estaría de más asignar el que fue Museo del Deporte de Mallorca, por el que tanto trabajó nuestro compañero y amigo, el periodista Miguel Vidal. Estuvo en La Misericòrdia y hoy debe andar metido en cajas, o si lo han sacado de ellas, en un lugar que desconocemos. ¿Y qué me dicen del Museo del Humor, por el que durante varios años luchó, nuestro colega, y amigo, Pep Roig, Pepe, dibujante y redactor de Ultima Hora? Igual también cabe en el Museo del Juguete, que nos consta que existe, incluso el del calzado, el de la alfarería….

Puede que a este museo de museos no irán los turistas deseados por los que piensan alquilar obras a museos prestigiosos... Pero iremos muchos otros: amantes de la historia, curiosos, recién llegados, jubilados y estudiantes. ¡Ah! Y en la última planta, con las vistas que tiene, metes un restaurante-sala de espectáculos, y lo flipas. Y a las plantas que sobren, que las alquilen a empresas. O a teletrabajadores.

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