Este año se cumple medio siglo desde que la Familia Real fijase su residencia de verano en el Palacio de Marivent. Y cincuenta años dan para mucho: desde aquel 4 de agosto de 1973, con Francisco Franco todavía como Jefe de Estado, el príncipe de España, Juan Carlos de Borbón, y Sofia de Grecia, junto a sus hijos, Elena, Cristina y Felipe, y su perrita Laia, llegaron al palacio palmesano en un Seat 1400 familiar, la Isla ha cambiado tanto como el retrato de familia.
Construido entre los años 1923 y 1925 por el arquitecto Guillem Forteza a petición del ingeniero y artista griego Joan de Saridakis, el que también sufrió grandes transformaciones fue el propio Palacio de Marivent. Saridakis vivió en el palacio hasta su muerte, en 1963, y como había prometido, cedió el edificio, que guardaba miles de obras de arte acumuladas por el mecenas, al pueblo balear con la condición de convertirlo en museo permanente. El sueño de Saridakis quedó truncado cuando, en 1972, la Diputación Provincial de Baleares le cedió a los Príncipes Can Saridakis y doña Sofía se encargó de supervisar las reformas para transformar el museo en residencia. Pero el incumplimiento de las condiciones de la donación de Saridakis no fue gratuito para la Comunitat Autònoma, que en 1978 fue demandada por Carlos Herrmann Marconi, heredero del artista. Los tribunales le dieron la razón en 1988, obligando a devolver todos los bienes de Marivent.
Obviando este episodio, la paz reinó en palacio durante los años ochenta e inicios de los noventa, o al menos en apariencia. Doña Sofía aprovechaba el verano para reunir a sus familiares en la Isla, el rey emérito navegaba con la jet set, y sus hijos desarrollaban su amor por el mar a través de la vela. El rey Felipe VI sigue siendo hoy un apasionado de la navegación, una afición que no han heredado sus hijas, la princesa Leonor y la infanta Sofía. Esos eran los veranos idílicos de la realeza, en los que sus vacaciones en la Isla solían extenderse durante todo un mes, a diferencia de la semana o los diez días que pasan en la actualidad. El único miembro de la Familia Real que sigue pasando gran parte del verano en Mallorca es doña Sofía, que acostumbra a pasar los días en compañía de su hermana Irene de Grecia.
Los posados de la Familia Real en Marivent levantaron desde el principio una gran expectación. La foto de familia se fue ampliando a partir de la primera década de este siglo. Junto a sus hijos, yernos y nietos, los Reyes posaban a las puertas del palacio. Y en 2007 empezaron a agitarse las aguas reales: fue el último año en el que el retrato familiar contenía a todos sus miembros. El primero que desapareció del posado fue Jaime de Marichalar, pocos meses antes de separarse de la infanta Elena. El verano de 2011 fue el último del duque de Palma, Iñaki Urdangarín; tras estallar el caso Nóos, en los años siguientes solo volvió a Mallorca para visitar los juzgados. En 2014 llegó la abdicación de Juan Carlos I, y Felipe VI fue proclamado Rey de España. Entonces se abrió una nueva etapa para la Familia Real y el Palacio de Marivent.
El apunte
Relaciones internacionales
Durante el reinado de Juan Carlos I, el Palacio de Marivent no fue solo un lugar de descanso, sino el escenario de las relaciones internacionales de la Familia Real. Desde el rey de Marruecos Hassan II, pasando por Hussein de Jordania, Isabel de Inglaterra, el príncipe Carlos y Lady Di, los duques de Luxemburgo, los emperadores de Japón, los reyes de Bégica, o grandes mandatarios como Mijaíl Gorbachov, los Clinton, George Bush o Michelle Obama han sido algunos de los personajes más ilustres que, atraídos por las bondades que se hablaban de la Isla, se dejaron ver por Marivent.