El uso del móvil ha ido creciendo cada vez más en los últimos años. Consultar el teléfono en cualquier situación es muy común. Este dispositivo electrónico se ha convertido en un compañero de vida y en un complemento que no suele faltar al salir de casa. Sin embargo, pasarse muchas horas al día delante de esta pequeña pantalla o hacer un uso excesivo puede crear dependencia e incluso adicción. Estos casos pueden terminar en nomofobia o también conocida como la nueva enfermedad del siglo XXI. La nomofobia es el miedo irracional que sienten muchos usuarios a estar desconectados y que no disponen de un teléfono móvil, bien porque se lo han dejado en casa, se han quedado sin batería, están sin cobertura, han agotado el saldo, se lo han robado o se les ha roto. La dependencia a este elemento puede desencadenar ansiedad, nerviosismo, taquicardias, pensamientos obsesivos, dolores de cabeza y de estómago o estrés.
Algunos de los síntomas de esta enfermedad del siglo XXI pueden ser consultar todo el día el móvil, no querer ir a sitios sin cobertura, buscar siempre un enchufe para poder cargar la batería, no apagar el móvil o quitarse horas de sueño para estar conectado. Cada vez es más difícil evitar estar conectados. Con tan solo un click tenemos una infinidad de información a nuestra mano, desde buscar pareja, hablar con amigos, consultar noticias o redes sociales, mirar vídeos, jugar o trabajar, son solo una parte de lo que podemos hacer.
En el caso de los universitarios, la mitad dedica más de cinco horas al día a mirar el móvil frente a las tres horas de la población general, según expertos. Un 49 % de estudiantes tienen nomofobia y admiten tener dependencia del dispositivo electrónico diariamente. En cuanto al género, las mujeres suelen estar más enganchadas y lo emplean sobre todo para redes sociales, mientras que los hombres lo utilizan más para jugar.