Tras 43 años, el Grup Trui, la principal empresa organizadora de eventos de Mallorca, recae ya en la segunda generación de la familia. Miki Jaume es, junto con sus hermanos, uno de los gerentes y director de Grup Trui. Ahora se preparan para organizar un verano que se postula como el regreso de multitudinarios conciertos y citas arraigadas, como el concierto solidario de la Lluna a les Vinyes, que tendrá lugar el sábado 9 de julio, en las Bodegas Macià Batle, en Santa Maria. Sonará la Orquestra Simfònica de les Illes Balears, bajo la batuta de Pablo Mielgo, y la recaudación se destinará a proyectos que la ONG mallorquina Amics de la Infància apoya en Perú, Bolivia e India para atender a niños en situación de extrema vulnerabilidad.
Grup Trui se encarga de montar y organizar grandes eventos musicales. ¿Qué es lo que no vemos de un concierto, la parte de detrás?
—Hay una feinada de producción, administración, trabajo técnico, muchísimo tiempo, esfuerzo a contrarreloj y un gran equipo humano… Diferentes ramas que trabajan para que todo lo que hacen no se vea, porque lo bonito es precisamente eso, que la gente no vea nuestro trabajo, que lo disfruten y se lleven a casa la emoción y la alegría. Es cuando hay problemas cuando trasciende todo.
¿Cuál es su momento preferido en un concierto?
—Lo mejor es cuando abres las puertas y sientes el calor del público: los fans que entran corriendo, los que cantan… en este mundo no hay nada que te dé más satisfacción.
Después de dos años marcados por restricciones, ¿cómo se presenta el verano?
—Se presenta un verano con multitud de conciertos como nunca. Se resume en ilusión, del público, de Grup Trui, de los artistas… hay ya muchísima actividad. Hemos vivido dos años muy escondidos en casa y con mascarilla. Ahora es momento de volver a disfrutar.
Este año se recupera una de las citas solidarias del verano mallorquín, el Concert de la Lluna a les Vinyes. ¿Qué se encontrarán los asistentes?
—Las Bodegas Macià Batle son un lugar mágico, y después de dos años sin poderlo celebrar, lo recuperamos con mucha ilusión. Cuidaremos mucho la iluminación del espacio y reforzaremos el sonido con un gran despliegue técnico, ya que se espera mucha gente. Colocaremos una platea con sillas, donde podrán sentarse y disfrutar de la música de la Orquestra Simfònica. Además, podrán degustar productos gastronómicos de la Isla y disfrutar de una –o más– copitas de vino y refrescos… Es música y gastronomía, ¿qué más puedo decir?
¿Cuáles son las citas por excelencia de este verano?
—Sin ir más lejos, el domingo tenemos el concierto de despedida de Joan Manuel Serrat. Será algo histórico. O el Concert de la Lluna a les Vinyes... Lo bueno es que tenemos conciertos de distintos géneros musicales, para todos los gustos y con artistas muy ‘top' como Rosalía, Camilo, Fito y Fitipaldis, Estopa, Manolo García, Mayumana, El Circo de los Horrores con Bacanal… Un programa muy variado para que todo el mundo pueda disfrutar de conciertos y espectáculos este verano.
Con toda esta programación, ¿se prevé igualar la facturación prepandemia?
—Es muy pronto para augurar datos de este estilo, aún tenemos julio y agosto por delante, pero hay muy buenas expectativas.
¿Cómo ha evolucionado desde 1978 hasta 2022 el mundo del espectáculo?
—Si hablamos de conciertos, la digitalización ha impactado por completo en la forma de consumir música en privado, pero no se ha perdido el consumo en directo, incluso ha aumentado. Es un tema emocional. Sí vemos un cambio en los estilos, como es lógico. Los jóvenes consumen otro tipo de música. Antes el rock era música de masas, ahora es de minorías. El reggaeton se ha convertido en lo comercial, antes impensable. Todo cambia y uno tiene que adaptarse.
Lleva muchos años en la industria, codeándose con famosas personalidades. ¿Alguna anécdota que pueda contar?
—Siempre recuerdo cuando conocí a los Beach Boys. Era muy joven y estaban en la cima de la fama. Me pareció increíble. Pero, con el paso del tiempo, te vas acostumbrando y dándote cuenta de que por muy estrellas que sean, todos somos iguales, personas de carne y hueso.
¿Con qué evento se queda de los 43 años de vida del Grup Trui?
—Lo que supuso un antes y un después fue el Festival de Jazz de Palma en 1980. Mis padres fundaron el Bar Club Trui de Jazz y organizaron un festival con importantes artistas a nivel internacional. Vinieron a Palma Ray Charles, Ella Fitzgerald, Tete Montoliu, Paco de Lucía… Fue todo un éxito y el principio de lo que hoy somos, una empresa dedicada a organizar eventos para emocionar.