Tocs de tambor i fabiol, el sonoro galope de los caballos y sus botets, que levantan la arena y desatan aplausos y olés, el primer acercamiento entre niños y équidos o los tragos de gin amb llimonada a mediodía sin remordimiento son símbolos de Sant Joan de Ciutadella, sinónimos de tradición, fervor, fiesta y también desconexión. Aunque las redes sociales se hayan llenado de imágenes de la celebración, pocas fueron subidas in situ. En Ciutadella, estos días la conexión a la red ha sido precaria cuando se generaban grandes concentraciones de personas.
«El jueves no podía recibir ni enviar mensajes, pero casi mejor. He aprovechado para desconectar y dejar el móvil», señaló Tomeu Vidal. Los mallorquines siguieron ayer disfrutando de la fiesta. Los que no desfasaron de madrugada, se levantaron para no faltar a los Jocs del Pla de la mañana. «Sant Joan es un éxito gracias a la hospitalidad y la paciencia de los ciutadellencs. Cuando observas el respeto y la pasión con la que los locales viven la fiesta o la conexión entre cavallers, el sentimiento se contagia», afirmó Margalida Tugores, de Alcúdia, que asiste a las fiesta desde hace más de dos décadas
Por su parte Joana Maria Cerdà, de Pollença, añadió: «Antes era más tranquila y familiar, ahora viene más gente eufórica, pero el espíritu es el mismo. Después de treinta años todavía nos saltan las lágrimas». A otros se les veía d'una hora enfora. «Este ha sido el mejor año de todos. Somos los auténticos artanencs, los que montan la mejor fiesta», declaró Toni del Olors, acompañado por un grupo de amigos de Artà, ataviados todos con verdes camisas hawaianas que, a la hora de posar, sustituían el clásico ‘¡Patata!' por ‘Visca es porc, sa trutja i sa sobrassada!'.
La celebración continuó con el Caragol de Santa Clara, la Missa dels Caixers, de nuevo Jocs del Pla por la tarde y las Corregudes a Plaça. Pero no todos llegaron a Ciutadella para continuar con la tradición santjoanera o disfrutar de la fiesta, sino que se han desplazado a la isla vecina para trabajar. Es el caso de un grupo de jóvenes en prácticas de la Policía Local de Palma, que viajaron a Menorca para aprender a gestionar eventos multitudinarios: «Hemos venido a observar y aprender, Sant Joan es una buena forma de hacer prácticas», declaró Eva Páez, acompañada por cinco compañeros.