Días atrás, Julián Aguirre recordó a los lectores de nuestro diario que el joven coreógrafo Álex Manga (diminutivo de Matamoros) y la también coreógrafa Antonia Melià bailarán en la inauguración del Mundial de Fútbol de Catar. Él es nieto del que fuera defensa central del Mallorca, antes del Olimpia de Tegucigalpa (Honduras) y de la selección hondureña, Miguel Matamoros. Y lo recordó porque esas cosas han de contarse. Hoy, si nos lo permiten, podemos añadir algo más sobre nieto y abuelo. Que igual les interesa. Vamos, seguro que sí. Es lo siguiente.
El preámbulo
En el año 1969, la selección nacional de fútbol de Honduras, en la que Miguel Matamoros jugaba, se enfrentó a la de San Salvador. Era un doble partido entre ambas. El primero, en Tegucigalpa; el segundo, en San Salvador. Quién ganara los dos disputaría el Mundial. Por aquellos años, Honduras y El Salvador, como países, andaban a la gresca. Y eso que hasta entonces eran poco menos que hermanos. El primero, el país más grande de Centroamérica, y el segundo, el más pequeño, aunque con mayor población que aquel. Dadas sus buenas relaciones, salvadoreños se casaban con hondureños, y viceversa. Así, la madre de Matamoros, según nos contó éste en una ocasión, era salvadoreña emigrada a Honduras en el año 1940.
La causa del conflicto
Pero un mal día entró en acción Estados Unidos, dispuesto a ayudar a Honduras a través de una empresa, Unitet Fruit Company, con la condición de que cortara todas las relaciones que mantenía con el Salvador y… Pues, por esas cosas que a veces aceptan los políticos, las relaciones se cortaron, y donde hubo amistad surgió la enemistad. En el sorteo de los partidos clasificatorios para el Campeonato Mundial de Fútbol, a celebrar en México, la fortuna hizo que El Salvador y Honduras se enfrentaran a doble partido, lo que hizo que la enemistad entre ambos se trasladara a los estadios donde se iban a disputar los choques, Tegucigalpa y San Salvador, prendiéndose la mecha de la ‘guerra' el día antes a estos choques, primero, en los hoteles donde se concentraban los equipos, rodeados por los hinchas del rival, que montaron ruidosas charangas, soltaron cohetes y armaron todo el ruido que fuera posible para que no pudieran conciliar el sueño. Luego, en el estadio…
La guerra del fútbol
En el primer choque, con las gradas a reventar de gente, Honduras ganó 1-0 a El Salvador. En el segundo encuentro, El Salvador derrotó a Honduras por 3-0. Matamoros nos recordó que era prácticamente imposible sacar un córner o un saque de banda porque la grada del público se te echaba encima.
Como en estas eliminatorias pasaba el que ganaba los dos encuentros, hubo partido de desempate, que se disputó en México, y que ganó El Salvador (3-2), por lo que Honduras se quedó sin poder participar en ese Mundial, que Matamoros vio en la tele.
Aparte, esta eliminatoria hizo que se declarara la guerra entre ambos países. Guerra llamada por Kapuscinski (acentúense la s y la n) ‘La guerra del fútbol' –de hecho, escribió un libro sobre estos partidos, al que tituló así–, llamada también ‘Guerra de las cien horas', por el poco tiempo que duró, exactamente del 14 al 18 de julio de 1969, y ‘Guerra de la legítima defensa'. Eso sí, dirigentes de ambos países se vanagloriaron luego de firmar la paz que gracias a esa guerra habían abierto todos los telediarios del mundo.
(Cuatro años después, Matamoros jugó las eliminatorias para el Mundial de Alemania, pero Honduras quedó eliminada).
El guiño al abuelo
Pues bien, Álex, que no había nacido por entonces, y a quien seguro que su abuelo le ha debido contar este episodio mogollón de veces, en unos meses, 53 años después de aquella ‘guerra', podrá hacer lo que su abuelo no hizo: ser de la partida de los de la fase final de un campeonato del mundo de fútbol. Por eso, cuando salte al estadio, a bailar el Hayya Hayya, que se acuerde de él, que seguro que le estará viendo desde su casa de Ariany. Incluso, desde el césped del estadio catarí, hasta podría hacerle un guiño.
Para mejorar la técnica
Al fin de que toda la actividad llegue a la normalidad, Megasport, a falta de eliminar la mascarilla –que será cuando el Gobierno lo autorice–, no solo ha abierto todas sus puertas –como deben de haber hecho todos los gimnasios–, sino que, además de reforzar sus actividades, abre una serie de clases magistrales –una por mes, a ser posible, aunque en abril serán dos–, gratuitas para sus socios, y con una cuota de entrada a los no socios. Así, el próximo 23 de los corrientes, Óscar Peiró ofrecerá una master trainer de Les Mills (body pump, body combat y body attac), actividades muy de moda en los gimnasios.
Boxeo
El 30 de abril, el dos veces campeón del mundo de boxeo, pesos pluma y súper gallo, de la IBF, Kiko Martínez, conocido como ‘La sensación Martínez', natural de Granada y con residencia en Elche, hará una master class dirigida a los aficionados al boxeo, «que en Mallorca –señala el director del Megasport–, son muchos, y más de un tiempo a esta parte, destacando el acercamiento de la mujer a este deporte».
Hay que recordar que ‘La sensación Martínez' perdió su título de súper pluma el pasado 27 de marzo, en una pelea en la que se enfrentó al inglés Josh Guarnington, quien le propinó un cabezazo sin ser sancionado.
Ciclyns
Por último en lo que se refiere a esta primera tanda de master class, el 29 de mayo está prevista la de cyclins, dirigida por Albert Torres, campeón del mundo en pista, y Mavi García, ganadora de tres medallas en duatlón, que engloba resistencia en atletismo y ciclismo.
‘Inspiración'
lLa escultora Vicky Pérez nos recuerda que desde el pasado día 4 de los corrientes y hasta el 28, también del presente mes, podrá verse la exposición Inspiración, del colectivo Ou Verd, al que pertenece.
Dicha exposición, compuesta por pintura, escultura y fotografía, cuyos autores pertenecen al citado colectivo, la podréis ver en la sala de exposiciones del Ajuntament de Calvià, en horario de visitas, de lunes a viernes, de 9 a 20 horas. Vicky, que presenta una escultura de El filósofo, cuya mirada transmite la profundidad de pensamiento de quien contempla y reflexiona sobre cuanto hay a su alrededor, anima a la gente a que vean Inspiración, puesto que para el artista en general, una de sus mayores satisfacciones es contar con la complicidad del público.