La inspiración es una fuerza esquiva; casi nunca aparece cuando uno la reclama y, en ocasiones, requiere de estímulos externos para su manifestación. En su justa medida, unas copas pueden ser el señuelo adecuado. El Espai Suscultura, de la cooperativa Corda i Poal, ubicado en la calle de Miquel Capllonch, acogió este sábado ‘Drink and Draw', una actividad en la que grupos de amigos se juntan en la mesa y, bien servidos, pasan la noche entre lápices y pinturas. «Conocí está actividad en Irlanda. Se organizaban en los típicos pubs. La gente quedaba para beber y pintar en compañía. No está pensada solo para aquellos que saben dibujar, todo el mundo es bienvenido, lo único que se necesita es traer pinturas», explicó el ilustrador de Melicotó Robert Campillo, que ha organizado el evento en varias ocasiones.
Temática romántica
Con el día de San Valentín a la vuelta de la esquina, la tématica de la velada estaba clara. Los dibujantes no pintaban al azar, sino que seguían toda una serie de juegos propuestos por el propio Campillo. En primer lugar, de las páginas de un viejo libro, extrajeron pequeños fragmentos del texto y, añadiendo un dibujo, crearon posavasos para el espacio cultural. Después jugaron a ‘¿Qué hay en mi calcetín?', en el que debían adivinar qué objeto guardaba cada uno para luego dibujarlo. Después de la cena, preparada en las cocinas de Suscultura, los participantes siguieron con la velada, jugando a ‘El regalo ideal', 'La cámara de fotos', ‘El dibujo roto', como el teléfono, pero pintando, o ‘Mi cara ideal', en el que imaginaban el rostro de sus sueños.
Otra de las ideas que persigue esta actividad es que los asistentes propongan nuevos lugares donde reunirse. La cooperativa Corda i Poal se fundó en 2019 y, en la actualidad, su local funciona como un espacio de dinamización cultural donde se celebran conciertos, conferencias o talleres y, además, se imparten clases y se juegan torneos de ajedrez.