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Inés Johne: «En este lugar, con poco dinero se puede ayudar a mucha gente»

La fundadora de Sonrisas menudas en el mundo, defensora de los niños.

El objetivo no es dar tierra a los que no la tienen, sino facilitársela y encima enseñarles a trabajarla.

| Palma |

Hoy os cuento una historia muy bella. Es la de una mujer que, en silencio, está haciendo una gran obra en un lugar de Uganda (África) llamado Masaka, obra que solo se puede realizar si eres solidario, porque si lo eres, el dinero es lo que menos importa, ya que con poco capital, pero bien administrado, allí se puede hacer mucho. Ella es Inés Johne. Es alemana, pero vive en Mallorca desde hace 35 años. Trabaja como secretaria para el Grupo Arabella, y desde hace cuatro, en que viajó a África, está al frente de Sonrisas menudas en el mundo, (@helpkidsinuganda, por si queréis tener más información), ONG que dirige sus esfuerzos en sacar a niños, y también a adultos, de la más absoluta miseria, y de lo que esta origina.

Si en Grecia, con los refugiados, y después en Bolivia, de la mano de Amazonia, de la doctora Román, hizo un cursillo sobre solidaridad, en Uganda ha hecho un curso completo, además de llevar a la práctica todo lo aprendido, y hacerlo con apenas recursos, pues solo cuenta con el apoyo de gente de Mallorca y Alemania, y a los que lo hacen con 400 euros al año los llama ‘padrinos’. Naturalmente, no son miles las personas que ingresan esa cantidad de dinero, sino bastantes menos. Pero ella se apaña. Porque no todo es tener dinero, sino saber cómo resolver problemas sin tener mucho.

Llegó a Masaka (Uganda) en 2017, viaje que hizo advertida de lo que se iba a encontrar, pero que fue bastante más, sobre todo en cuanto a la infancia se refiere, maltratada en todos los aspectos, sobre todo las niñas, la mayoría huérfanas, que viven en la calle o acogidas por familiares, a las que violan o casan a corta edad con el fin de conseguir algo de dinero, pues, o sus padres han muerto, o    carecen de ingresos de cualquier tipo, niñas que por otra parte solo sirven para parir y para trabajar en el campo, lo cual convierte su vida en un infierno, pues encima son golpeadas por sus esposos… Y todo esto, con la COVID-19 de por medio, que agrava más la situación, pues, entre otras cosas, ha hecho que durante dos años los colegios estuvieran cerrados.

Alejarlas del peligro

De inmediato, Inés se puso a trabajar con el fin de liberar a esos niños de la situación en que se encontraban, en lo cual la ayudaron dos curas católicos que conoció allí, y en cuya casa vivió… Con ellos recorrió las zonas más pobres de Masaka y de pueblos próximos, como Kalungo y Kawoko, encontrándose con miseria por doquier, en la que los más afectados son los niños, la mayoría desescolarizados, abandonados a su suerte. Entonces, viendo la situación, empezaron a colaborar con escuelas primarias, y tras crear la ONG Sonrisas menudas en el mundo, tratar, a través de ella, de conseguir dinero, sobre todo de amigos de Mallorca y de Alemania, sin importarles mucho la cantidad, pues de lo que se trataba, al menos para empezar, era contar con algo… «Porque allí, con poco dinero, puedes hacer muchas cosas, pues la vida es muy barata. Gracias a lo que recibíamos de España y Alemania, fuimos haciendo, como por ejemplo, poner en marcha una escuela para trescientos niños, incluidos muchos huérfanos, o conseguir, a base de pagarles la estancia,    que niñas estudien en un internado, alejándolas así de los peligros a los que en la calle se enfrentan a diario».

Algunos de sus logros

De entre las fotografías que nos envía, nos llama la atención una en la que ella aparece abrazando a una joven vestida de blanco. «Esta historia arranca hace cuatro años, a poco de estar allí… Nos enteramos de que su padre, siendo niña, la echó de casa, acogiéndola una tía, que por querer ganar dinero la quiso casar con un adulto. Uno de los curas amigos la rescató, y como, según nos dijo, quería ser enfermera, la mandamos a uno de esos internados y… Pues que lo consiguió. En la foto del abrazo es cuando la visité este mes, en su trabajo en un centro médico… Fue muy emocionante, sobre todo porque ahora podrá defenderse sola… Todo gracias a la importancia que tiene la educación y poder acceder a ella».

Otro de los proyectos que tiene en marcha su ONG, como la tierra es muy barata, es adquirir    40.000 metros cuadrados y donar 1.000 metros a cada una de las 37 niñas para que tengan un bien propio que les asegure su futuro, y que puedan trabajar en ellas, destinando los 3.000 que quedan a construir una granja de abejas. «También tenemos otros proyectos, como el de las gallinas, que ya nos dan huevos y carne, y otro de cerdos, además de un taller de costura que en breve se pondrá en marcha para enseñar a las niñas a coser. ¡Ah!, y también tenemos un jardín de la infancia al que asisten unos cien niños».

Cuando hablamos con Inés,    estaba a punto de tomar el avión para volver a Mallorca. «Hubiera regresado antes de no haber cogido la COVID-19, que me obligó a quedarme más días». Nos dice también que ha terminado por estar a gusto en este sitio, «pues cuando llegas a un lugar como este, y ves lo que ves, dejas de dar importancia a las cosas que en casa valoras mucho, y das gracias por haber nacido en un país del primer mundo. Por eso, cada vez que lo cuento, hay gente que aporta dinero para que pueda continuar esta obra. Porque aquí, con poco, se consigue    mucho más de lo que consiguen ellos, sobre todo los niños».

Una vez que haya abandonado el país, no sabrá cuándo regresará a él, entre otras cosas porque el viaje hasta allí es muy caro, «y no quiero tocar ni un céntimo de la cuenta de la ONG para ello. ¿Que cómo viajo…? Pues gracias a una persona que me quiere mucho. Gracias a él, regresaré. Allí, mientras tanto, los dos curas seguirán con la labor que empezamos los tres. Mientras tanto, seguiré tocando el corazón de la gente, diciéndoles que cualquier donativo es bienvenido. Y si alguien quiere apadrinar los estudios de una niña durante un año, además de su estancia en el internado, deberá pagar 400 euros al año, lo cual para muchos es nada pero es mucho. Pero, cualquier cantidad, por pequeña que sea, será bienvenida».

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