La Nit de Nadal volvió a estar marcada por la pandemia y fueron muchas las familias que hasta el último momento no supieron si iba a ser posible o no un encuentro familiar al completo a la espera del angustioso resultado de un test de antígenos que la mayoría tardó días en poder encontrar en la farmacia. Las Matines, en cambio, se convirtieron en un remanso espiritual y el canto de la Sibil·la, interpretado en la práctica totalidad de los templos, se dejó oír.
Miles de fieles cumplieron con la tradición, y antes o después de la cena de Nochebuena –el abanico de horarios fue amplia en la agenda pastoral del viernes, sobre todo en la Part Forana–, acudieron a iglesias y parroquias para escuchar la Sibi·la en las voces de destacadas sopranos pero también magníficas interpretaciones de adolescentes.
La Seu volvió a su horario tradicional, a las 23 horas –el año pasado, a causa del toque de queda, se adelantó–, y allí fue Aina Verdera la encargada de interpretar la Sibil·la, acompañada por el organista Tomeu Mut. La solemne eucaristía estuvo presidida por el obispo Sebastià Taltavull y Pedro Tomàs, de la Escolania dels Vermells, pronunció el sermón de la Calenda. En Santa Eulàlia, la soprano Cristina Mari cantó la Sibil·la por trigésimocuarta vez, un canto que conoce bien y que, de nuevo, interpretó con gran solemnidad, acompañada por el organista Tomeu Veny.
Nuria Pineda, alumna de sexto de Primaria de Sant Francesc, soprendió con su voz en la basílica del mismo nombre, y estuvo acompañada por el Coro de Adultos de Sant Francesc.
Voces de diferentes edades, unas profesionales, otras no, transmitieron en mensaje de la sibil·la en los templos de Palma.
En la Part Forana varios centenares de personas acudieron a cumplir con la tradición. De entre todas las Sibil·les de la Part Forana, la del Santuari de Lluc es, tradicionalmente, la más esperada. Y aunque muchas familias eligen pasar la Nochebuena en el Santuari para disfrutar del momento, por segundo año consecutivo las Matines se celebraron a puerta cerrada debido a la situación sanitaria. Solo pudieron acceder al interior de la basílica del Santuari de Lluc los familiares directos de los blauets. Nuria Terrades repitió en el papel de la Sibil·la. Gabriela Espinosa, de seis años, pronunció el sermón de la Calenda, y la benjamina de la Escolanía, Marina Canals, fue el ángel. La ceremonia se retransmitió en vivo en balearslive y en el Facebook del Santuari de Lluc.
En el resto de la Part Forana, la mayoría de las iglesias estaban más vacías que de costumbre, aunque este año, a diferencia de 2020, fueron mucho más los templos en los que se interpretó la Sibil·la. La sobriedad se impuso en la mayoría de los escenarios, que suprimieron el habitual acompañamiento de niños en los belenes vivientes. Aún así se mantuvieron en algunos lugares como s'Arracó, donde la soprano Cristina Van Roy hizo doblete y cantó también en el Port d'Andratx. También regresaron el belén viviente, el ángel y el sermón a Santa Maria la Major de Inca que hace un año solo incluyó en las Matines el canto de la Sibil·la con aforo limitado. En Sineu, la sibil·la Catalina Gost estrenó un traje diseñado por Irene Peukes.