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Dan Abbott, operador de cámara subacuático: «El Mediterráneo tiene una increíble vida marina, pero tardas en hallarla»

El camarógrafo Dan Abbott es el responsable de la producción multimedia de Save The Med y documenta la vida del Mediterráneo

Abbott vive en El Toro desde hace dos años; cerca del mar y siempre preparado para las expediciones. | Pere Bergas

| Palma |

Los ojos azules de Dan Abbott (Colchester, Reino Unido, 1986) recuerdan al mar: cuanto más te sumerges más vida descubres. Apasionado de la conservación y la fauna marina, en especial de los tiburones, este camarógrafo subacuático vive en la Isla desde hace dos años, donde es el responsable de la producción    multimedia de la fundación Save The Med. Sus imágenes nos acercan al mar y    sus habitantes, grandes desconocidos.

¿Cómo nació su pasión por la vida marina y su documentación?

—Siempre he estado obsesionado con los tiburones, desde que era un niño. En 2014 comencé de interino en una empresa de buceo en jaula con tiburones blancos, en Sudáfrica. No se requería ninguna base de biología marina, algo perfecto para mi. Allí aprendí más sobre esta especie y sus personalidades y, más adelante, cuando empecé a llevar las redes sociales de la empresa, sobre el funcionamiento de las cámaras acuáticas.

¿Cuáles son las mayores influencias de su trabajo?

—Los grandes documentales de la BBC; David Attenborough y Blue Planet, por supuesto, y Ron y Valery Taylor, los primeros en grabar tiburones blancos bajo el agua y sin jaula de protección. Enseñan de forma magistral cómo construir una historia. Una cosa es lograr una buena toma, algo que creo que todo el mundo puede conseguir, y otra distinta, mucho más creativa, es lograr una secuencia que cuente la historia de un animal.

¿Cuál es su destino de buceo predilecto?

—Por la cantidad de tiburones que puedes ver en un solo viaje, Bimini, una pequeña isla de las Bahamas. Allí se concentran tiburones martillo, tigre, nodriza, de arrecife, galanos, etc.

¿Qué equipamiento utiliza?

—En la actualidad utilizo una Panasonic GH5s, que se introduce en una carcasa acuática diseñada para esta cámara, y un monitor Atomos, que se coloca en la zona superior del equipo y permite ver in situ todo lo que grabas. Se necesita mucha batería y espacio de almacenamiento.

¿Ha vivido algún accidente con el equipo?

—Algún error he cometido. En Sudáfrica, a 25 metros de profundidad, me di cuenta que tenía la tapa del objetivo puesta. No me ha vuelto a pasar. En esos momentos lo único que puedes hacer es aceptar el error y disfrutar de la inmersión.

¿Qué fue lo que más le sorprendió en su primera inmersión en el Mediterráneo?

—Su increíble vida marina, solo que tardas bastante tiempo en hallarla. Aquí he vivido algunos de los mejores encuentros de mi carrera, como con las mantas, cachalotes, atunes rojos o tortugas. Momentos asombrosos que muchas veces no asocias con el Mediterráneo, un vasto desierto marino donde los depredadores realizan grandes recorridos en busca de sus presas. Tienes que ser paciente y confiar en tu equipo.

¿En qué estado encontró este mar?

—En las expediciones, a bordo del barco de Save The Med, encontramos mucho plástico: desde microplásticos hasta bolsas enormes. Además de muchos artilugios de pesca ilegales abandonados en el mar. Algunos días no hemos visto ningún animal, solo plástico.

En toda su carrera, ¿cuál diría que ha sido su encuentro más memorable?

—Con los tiburones he vivido momentos fantásticos en todo el mundo; en Escocia, nadar con los tiburones peregrinos fue increíble. Aunque mi encuentro más conocido es el que tuve en Cornualles (Inglaterra) con una medusa aguamala de grandes dimensiones.

El documental de Netflix, ‘Lo que el pulpo me enseñó', muestra a un documentalista que forja una inusual amistad con uno de estos animales. ¿Ha tenido usted alguna experiencia similar?

—Este verano he pasado mucho tiempo con pulpos y, la mayor parte del tiempo, se comportan como en el documental: son animales muy inteligentes y curiosos. Su inteligencia es similar a la de un perro. Pero nunca he desarrollado una relación tan estrecha porque no pasamos tanto tiempo con el mismo ejemplar.

¿Qué siente cuando está frente a animales tan grandes?

—El objetivo de un camarógrafo es no sentir nada, centrarse en el equipamiento y asegurarse de tener un buen plano. Después, cuando compruebas el metraje, es cuando realmente te sorprendes. En el momento debes bloquear esa excitación; es lo realmente increíble de estos documentales, lo buenos que son por lo concentrado que está el operador. Todavía es más importante entender el comportamiento del animal, comprender su comunicación corporal, y respetar su espacio; si no actúas como debes puede desencadenarse una situación peligrosa.   

En una de sus publicaciones de Instagram escribe: «Nunca persigas, nunca fuerces una toma»...

—Si tienes la sensación de que el animal está incómodo con tu presencia, déjalo ir; los likes en Instagram no valen tanto la pena. También es importante saber cuáles son los límites legales con respecto a algunos animales, como las ballenas y los delfines, que afortunadamente están muy protegidos.

¿Cómo cree que la grabación subacuática puede contribuir a    la conservación marina y a un cambio de visión respecto a    animales como los tiburones?

—Creo que mostrando imágenes bonitas, cinemáticas, se puede contrarrestar una visión preconcebida. Si eres capaz de brindarle al público una perspectiva diferente quizás cambie ligeramente su opinión, a menudo formada a partir de los medios de comunicación que, en muchas ocasiones, aunque es algo que ya está cambiando, se centran en los aspectos más negativos. Es importante mostrar la magnificencia del animal para vencer el miedo a lo desconocido.

¿Qué consejo le daría a un aspirante a cámara subacuático?

—Esta es la pregunta que más me hacen en Instagram, además de con qué cámara comenzar. En realidad, lo primero es sentirse muy cómodo dentro del agua; es muy tentador meterse en el agua y empezar a grabar a los animales, pero si no estás cómodo solo conseguirás una mala toma y puedes ponerte en peligro. Lo segundo es conocer en profundidad al animal que estás documentando, sea un gran depredador o un animal minúsculo. Una vez te sientas cómodo en el agua y comprendas al animal es cuando puedes empezar a preocuparte por la cámara o los ajustes, algo que se puede aprender.

¿Cuáles son sus proyectos de futuro?

—Mi gran obsesión son los tiburones y, desafortunadamente, todavía no he visto ninguno vivo desde que me mudé a la Isla. Uno de mis próximos viajes será a Reino Unido para grabar tiburones azules, y el año que viene volveré a Bahamas para grabar tiburones martillo y tiburones tigre.

El operador de cámara destaca la rica vida marina que posee el mar Mediterráneo.
Durante su dos años en la Isla, Abbot ha tenido encuentros con todo tipo de animales, como delfines o caballitos de mar.
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