Lleva toda su vida pintando cuadros de calles, plazas o paisajes nocturnos. Juan José Carrillo, conocido artísticamente como ‘el pintor de la noche', es a sus 79 años recién cumplidos un inventor de utensilios y maquinaria, aunque hasta hoy nunca había patentado ninguna idea. «En realidad desde hace 12 años me ronda en la cabeza la idea de dos inventos e incluso contacté en una ocasión con un ingeniero que me dijo que mis propuestas no servían para nada».
Carrillo recogió durante el confinamiento la toalla que había tirado hace años y envió sus dos inventos a La Fábrica de Inventos de Burgos, quienes tras comprobar que sus ideas eran totalmente novedosas y tenían salida, apostaron por él y se las patentaron. Recientemente ha recibido la noticia de que sus dos inventos se van a comercializar: la ducha vibratoria y el dispositivo para el cocinado de pinchos.
Las ideas
El invento de la máquina de los pinchos surgió «cuando vi dos mujeres trabajando en un local y metían los pinchos morunos uno a uno. Pensé que aquellos trozos de carne se podían meter todos de golpe y cocinarse al mismo tiempo». El otro invento consiste en añadir al teléfono clásico de ducha una esponja circular acoplada al mismo con una rosca que la haga fácilmente intercambiable. «Tengo pensados otros cinco inventos más pero hasta que no los patente prefiero no decir nada», asegura Carrillo, quien además de pintar e inventar escribe poesías.
Lo de inventar le viene de familia ya que su padre ya ideó algo muy útil. «Mi padre trabajaba en la fábrica de la luz en Archena (Murcia) e inventó un cojinete de turbina hidráulica que producía luz». Carrillo, padre de dos hijos que son militares, confiesa que «el mayor también tiene buenas ideas».
Los dos inventos, patentados a nivel nacional e internacional, proporcionarán a Juan José Carrillo un beneficio económico que ya sabe cómo invertir. «Lo tengo todo pensado. Quiero abrir un museo y comprar obras de pintores no muy conocidos y exponer sus cuadros». Para Carrillo, el mejor invento hasta el momento es «el teléfono móvil e internet». Por su parte, asegura que «un inventor tiene que pensar en lo que no hay. Tiene que saber observar y buscar soluciones. Y al igual que para la pintura y la poesía, hace falta inspiración».