Nacido en Los Ángeles, el productor de televisión Michael Kaufman ha descubierto el mundo a través de sus conocidos trabajos para la pequeña pantalla y también a través de sus relaciones personales, algunas de las cuales le han mostrado Mallorca como el lugar perfecto para trabajar y vivir. En estos momentos trabaja en un proyecto que define como muy interesante con el que fuera embajador de EEUU en España James Costos, con el que comparte muchas afinidades y su fascinación por España y por Mallorca.
¿Quién es Michael Kaufman?
–Soy un americano de Los Ángeles enamorado de mi profesión como productor de programas de televisión y documentales, algunos de ellos muy conocidos, que durante los últimos quince años ha vivido prácticamente por todo el mundo, desde Tel Aviv, Pekín, Buenos Aires, Ámsterdam y Madrid. Y ahora Mallorca, donde me gustaría pasar el resto de mi vida porque creo que he encontrado mi lugar en el mundo. Soy judío, algo que para mi es importante aunque no sea muy religioso, porque forma parte de mi cultura, de mi identidad, y estoy muy orgulloso de la historia de mi familia. Ser judío es una conexión con mi identidad y en Mallorca, ya solo por su comida tradicional, me siento en casa.
¿Por qué un estadounidense que trabaja en la industria de la televisión elige una isla como esta para vivir y trabajar?
–Estudié en UC Berkeley para mi licenciatura y luego recibí mi maestría de la Universidad de Columbia, en Nueva York. Crecí viendo películas en yiddish que a mis abuelos les encantaba ver. Y recuerdo la primera vez que estudié literatura comparada en Berkeley y la mitad de la clase se dedicó a ver películas, como una forma de entender la historia, el lugar, la cultura y la identidad. Fue entonces cuando me di cuenta de que quería trabajar de esta manera, en este tipo de industria. Nunca había estado aquí antes de 2020, pero desde que llegué y conocí la Isla me di cuenta de que era un lugar maravilloso para hacer mi vida. Es también un lugar cosmopolita donde puedes vivir como si estuvieras en unas vacaciones permanentes.
¿Cómo lo compagina con su trabajo?
–Es curioso, pero desde que estoy aquí he conocido a muchos productores que están en la misma situación que yo y la mayoría hemos llegado casi al mismo tiempo. En estos momentos puedo decir que Palma es más internacional que cualquier otra ciudad del Mediterráneo, incluso que Madrid o Barcelona. También para mi trabajo porque estamos con un proyecto sobre turismo, gastronomía y cultura de España muy interesante que nos obliga de alguna manera a estar aquí. También tenemos un proyecto basado en Tel Aviv On Fire, de Sameh Zoabi, galardonado en el Festival de Cine de Venecia, que estamos adaptando a una serie basada en la frontera entre Texas (EE UU) y Sonora (México) para Keshet Studios en Los Ángeles (productores de Homeland). Queremos dar a conocer esta Isla y sus maravillas a los americanos del norte y a todo el mundo.
¿Cómo ha sido su carrera?
–He ido poco a poco. He trabajado para Disney, Mtv, etc. Cuando llevaba ya quince años trabajando en este mundo conocí a un diplomático, nos casamos y nos fuimos a vivir a Tel Aviv, que es un centro importantísimo para la televisión. Es donde realmente aprendí porque descubrí que Israel es el tercer país del mundo en exportación de televisión. Después viví y trabajé en Pekín y Buenos Aires y finalmente llegué a Madrid justo antes de la pandemia. En estos momentos España vive un gran momento en el mercado en el sector de la televisión y el cine, y por eso vine.
¿A qué se debe ese aumento de demanda televisiva proveniente de España?
–Siempre ha habido grandes guionistas, directores y actores pero en mi opinión, salvo Buñuel o Almodóvar, siempre han mantenido un perfil muy bajo en contraste con Francia, Italia o Inglaterra. Esto ha cambiado con el éxito mundial de La casa de papel, Patria, Treinta monedas..., nombres como Isabel Coixet y Alex Piña se han convertido en líderes de este movimiento de televisión Made in Spain. Antes las grandes producciones tenían base en Londres o Amsterdam, ahora es Madrid la que se lleva la palma. Todos los grandes canales tienen oficinas en España.
¿En la profesión ya se nota este impulso o estamos en los inicios?
–En Estados Unidos hay muchos millones de personas que hablan español, el mercado latinoamericano es inmenso pero en USA el momento del éxito latino es ahora mismo. Por eso con mi socia hemos elegido instalarnos aquí, porque Mallorca es un gran plató para muchas productoras internacionales y hay que estar aquí ahora mismo.
¿A qué se debe el éxito de las Islas como plató cinematográfico?
–A que tiene muy buenas infraestructuras y muy buen clima durante todo el año, además de unos paisajes increíbles. Pero lo más importante es que se pueden alquilar equipos de grabación de manera muy fácil, no necesitamos esperar a que todo el material venga de fuera porque todo está ya aquí.
¿Cuál ha sido su gran éxito como productor?
–Estoy muy orgulloso de toda mi carrera, pero ser parte del primer equipo que produjo y realizó Queer Eye es motivo de gran orgullo. Mi carrera está marcada por más de 45 series de televisión, especiales, comerciales y contenido de redes sociales para plataformas digitales y lineales producidas en 15 países diferentes en cuatro continentes separados. No es poca cosa, pero prefiero pensar en el futuro y en la serie sobre gastronomía española en la que estamos ahora mismo. Se sabe muy poco de la historia de este país. Este es el momento de vender la marca España, al menos en Estados Unidos. Estamos en el primer paso, hablando con muchas empresas y también con el Gobierno gracias a los buenos contactos y profesionalidad de James Costos. Nos apoyan personalidades como el chef José Andrés o el diseñador Lorenzo Caprile, entre otros muchos. Secuoya Studios, de la que es presidente James Costos, tiene un plan para abrir un camino fluido Hollywood-Madrid. Es una señal de que el diseño, la moda, publicidad, todos los sectores se están contagiando en un efecto dominó de este interés que esta desarrollando Costos.