La artista catalana Dàmaris Gelabert y su banda musical se subirán al escenario del Trui Teatre el próximo domingo. Desde hace cinco años, el primer día del mes de diciembre la compositora, pedagoga y musicoterapeuta catalana especializada en la música infantil, y que trabaja en lengua catalana, llega con su espectáculo Mou el cos. «Queríamos estrenarlo en Mallorca en abril pero por la epidemia no pudo ser», comenta Dàmaris.
Sus vídeos en Youtube cuentan con más de 700 millones de visualizaciones, siendo la canción Els Mosquits la más vista, con 348 millones. Dejó su trabajo como pedagoga para dedicarse al mundo de la música, donde lleva 22 años, y ha sacado 16 discos. Abuelos, padres y niños cantan sus canciones.
¿Siempre quiso dedicarse profesionalmente a la música?
—La música siempre ha estado presente en mi casa. Mi padre, cuando era joven, formó un cuarteto que interpretaba canciones de gospel, y mi madre también había cantado en corales. Cantar ha sido siempre un canal de expresión para mí. De pequeña tenía un dueto con mi hermano y, ya de joven, empecé a cantar de forma profesional. La música y los niños son mis dos pasiones. Por supuesto, tanto mi formación educativa como la terapéutica, me sirven para conocer y entender mejor el mundo de los niños y crear nuevas canciones.
Comenzó grabando música en CD y ahora triunfa en las plataformas digitales. ¿La música también ha evolucionado?
—Cierto, aunque en los conciertos mucha gente nos pide los Cd's para ponerlos en el coche o en casa. Ahora se lleva escuchar música en Spotify o ver Youtube. En el tema de la enseñanza musical está claro que ha cambiado con las plataformas digitales. Tik Tok es lo que por el momento se me resiste, aunque Mou el cos es un tema súper moderno y con una coreografía muy chula.
Las letras de sus canciones derrochan enseñanza. ¿Qué quiere trasmitir a través de ellas?
—Tienen un alto contenido en pedagogía, pero sobre todo quiero mostrar una serie de valores y emociones a los jóvenes, y trasmitir lo que en ocasiones los mayores no les decimos.
A Mallorca, no solo ha venido a actuar, también para dar clases de formación en escuelas...
—Sí. La música es una herramienta de ayuda para la educación y en Palma he acudido a muchos colegios para dar formación, incluso a docentes. Se canta mucho en las escuelas y la música tiene que estar presente en la educación de los niños.
Durante el confinamiento, junto a su familia, realizaron un concierto online obteniendo más de 100.000 visitas. ¿Siente vértigo del alcance que tiene en todo el mundo?
—Pues sí. Hay gente en todo el mundo que canta nuestras canciones. Y son en catalán. La música es un canal de educación afectiva que va más allá que las palabras y los idiomas. En casa cantamos mucho, incluso cuando cocino.
¿En qué proyectos están trabajando?
—Para estas Navidades hemos grabado un concierto familiar y a partir del 11 de diciembre lo lanzaremos in extremis, por un módico precio. Pagar por escuchar música, cuando durante este tiempo se daba gratis, le cuesta un poco a la gente, pero lo entenderán. Los artistas lo tenemos que hacer para poder continuar.
Aprovechando su visita a Mallorca, Dàmaris Gelabert presentará, el viernes, en la biblioteca Can Salas, de Palma, su primer cuento, Qui sóc jo? «Es un trabajo que se puede contar y también cantar. Las ilustraciones son de Sebastià Serra, quien ha cuidado cada detalle». «Siempre que viajo a Palma aprovecho al máximo mi visita».