Desde que conociera por primera vez Mallorca, hace casi 30 años, Helen Cummins (Capile, Wexford, República de Irlanda, 1968) se quedó prendada de la Isla. El hecho de conocer aquí a quien sería su futuro marido le hizo dejar su trabajo en su país natal y trasladarse a Mallorca.
¿Cómo explica su amor por Mallorca?
–No lo sé, pero fue una relación muy intensa desde el primer momento. Mis amigos y familiares me decían que por qué iba tantas veces, que había otros lugares en el mundo, pero para mí era único.
¿Qué lugares visitaba?
–La zona de Calvià: Portals Nous, Palmanova, luego Andratx...Pero lo que me conquistó de forma definitiva fue un viaje que hice desde el Port d'Andratx hasta Port de Pollença por toda la Serra de Tramuntana.
¿Qué le impulsó a crear ‘abcMallorca'?
–La razón principal fue la escasez de información de calidad sobre lugares interesantes y de lujo de Mallorca.
Por cierto, ¿no tuvo problemas con el nombre de su publicación?
–La verdad es que no. La expresión ‘abc' es internacional y nosotros la usamos toda junta.
Usted ha descubierto Mallorca no solo a los turistas sino a muchos mallorquines.
–Es posible. El otro día, en una comida con bastante gente, casi todos mallorquines, me preguntaban a dónde podían ir a cenar o qué hotel nuevo había, y yo les decía: ‘Pero si vosotros tendríais que ser quienes me lo dijerais a mí...'.
Por cierto, ¿qué tal se lleva con el carácter mallorquín?
–Bien, sin problemas. Somos parecidos porque yo también procedo de una isla. Intento que se cumpla lo que me dicen y cumplir lo que yo digo.
En su revista ofrece una imagen ideal de Mallorca.
–Es que mi trabajo es enseñar todo lo mejor de Mallorca. No soy como un periódico, que tiene que contar todo lo que pasa, sea bueno o malo. Yo tengo la suerte de mostrar solo la cara más amable.
¿Mallorca sigue siendo la Isla de la Calma?
–Sí, y esto se ve en todo lo que tiene que ver con la pasión que existe aquí por el producto artesanal.
¿Qué es lo que más le atrae?
–Hace tiempo que tengo claro que el materialismo y el consumismo en el lujo se han quedado obsoletos. No hay que acumular objetos, hay que absorber la vida y Mallorca, y este concepto de slow luxury (lujo pausado) tiene especial sentido en Mallorca.
Su trabajo tiene mucho de relaciones públicas.
–Sí, pero la verdad es que estoy un poco cansada. La gente ya me conoce mucho y por fortuna tengo un magnífico equipo que me permite aligerar mi presencia en algunos actos.
¿Conoce algún lugar mejor que Mallorca para vivir?
–He tenido la suerte de viajar por todo el mundo y a veces nos lo hemos planteado, pero rápidamente hemos llegado a la conclusión de que sería muy difícil estar en un lugar mejor que este. Bueno, Irlanda es un gran lugar también, claro.
¿Cómo sería su día ideal?
–Pues muy parecido al de un domingo. Me levanté a las 5:45 de la mañana y recorrí en bicicleta Puigpunyent, Esporles, Banyalbufar, Estellencs y Andratx. Luego llegué a casa, preparé el desayuno y mi marido y yo disfrutamos en nuestro jardín. No necesito mucho par ser feliz.
¿Alguna vez no se ha publicado un reportaje de un restaurante o un hotel en su revista porque no tenía la calidad suficiente?
–Sí, nos ha pasado.
¿Qué restaurantes recomendaría?
–Por fortuna hay muchos, pero a mí Bens d'Avall es un lugar al que le tengo mucho aprecio. Y recientemente he descubierto un restaurante que me encantó, Terrae, en el Port de Pollença.
¿Cómo está viviendo este verano tan atípico?
–Ya tomamos hace tiempo la decisión de no viajar, ni tan siquiera para ver a la familia. Nosotros estamos bien, pero lo que más me preocupa es toda esta gente que se está quedando sin recursos en Mallorca y cuya situación a partir del otoño será muy preocupante. Por la situación, tampoco podemos organizar eventos para recaudar dinero, así que estoy pensando cuál puede ser la mejor forma de ayudar.