Ansias de naturaleza

Quien está acostumbrado a disfrutar de la naturaleza lo ha pasado peor que el ciudadano ‘urbanita' durante el confinamiento. Entre el 14 de marzo y el 11 de mayo estuvo prohibido ir a la montaña y desde que Mallorca entrara el pasado día 11 de mayo en la fase 1 de la desescalada, muchos han sido quienes han aprovechado para dejar la ciudad y perderse, sobre todo por la Serra de Tramuntana, el enclave favorito de casi todos.

Hay quienes se conforman con dar un paseo y deleitarse con el paisaje de montaña o este combinado con el mar. Pero hay otros que no se contentan con eso, sino que buscan emociones más fuertes: son los amantes de la naturaleza activos, esos que necesitan que la adrenalina fluya por sus venas cuando descienden un barranco, se desplazan en tirolina, se sumergen en una cueva o se lanzan desde un acantilado.

A falta, de momento, de turistas, los residentes son quienes están realizando este tipo de actividad. «Hasta el 30 de junio está la temporada de barranquismo, que es una de las preferidas por los mallorquines. Ya más entrado el verano es el momento de otras excursiones, como el coasteering o la espeleología», comenta Toni Verger, técnico deportivo de barranquismo, propietario de la empresa +Aventura, integrada en la IBActiva, una asociación que engloba a las empresas de turismo activo.

«Hicimos la primera salida el jueves pasado (14 de marzo) y aunque el fin de semana es cuando notamos más afluencia de clientes, también hemos realizado recorridos todos los días entre semana», explica Toni.

Los practicantes deben cumplir el protocolo de seguridad –no más de 10 personas y separación de dos metros–. «Tenemos algún cliente nuevo, pero la mayoría son ya ‘veteranos'. Lo que he notado desde la primera excursión es que quien viene lo que quiere es respirar aire puro, no le importa tanto la dificultad del barranco». Y en cuanto a cómo ve la temorada, Toni añade: «Soy más optimista que hace un mes».