El mar es sinónimo de libertad. Y esa sensación se ve acrecentada cuando durante mucho tiempo no es que no se haya podido disfrutar de él, sino que casi no se ha podido salir de casa en los anteriores dos meses.
Una de las personas que más ha disfrutado el poder volver al mar ha sido Belén Ferrà Barceló, propietaria de la empresa La Mosca, de Ciudad Jardín, que alquila todo lo necesario para practicar pádel surf, surf y windsurf, además de organizar campus durante todo el año para niños y adolescentes. El nombre de La Mosca viene porque desde que era muy pequeña Belén sintió una irresistible atracción por mar y cuando se adentraba con su windsurf parecía ese díptero.
«Durante todo el tiempo que no he podido salir me he dedicado a lo que todo el mundo: bricolaje, cocina, pero sobre todo a estar y jugar con mi hija», comenta Belén, quien reabrió su negocio el pasado día 9. «Fue como si se abrieran las compuertas de una presa. Una avalancha. Pero al día siguiente, domingo, hizo mal día y tuvimos que cerrar».
Lo del mal tiempo en las disciplinas náuticas es relativo, ya que mientras para el pádel surf lo ideal es que no haga viento, éste es imprescindible para el surf o el windsurf. «Lo habitual es que no haga viento a primera hora de la mañana, y hasta las 10.00 se pueda hacer pádel muy bien, pero salen perjudicados los de windsurf, ya que el viento puede no comenzar hasta mediodía, cuando ya no está permitido salir al mar y en el siguiente tramo, por la tarde, ya no es buena hora».
En esta fase 1 de la desescalada, el club sólo está abierto en el horario del deporte: de 8.00 a 10.00 horas de la mañana.
Además del alquiler, los campus de niños y adolescentes son su otra gran fuente de ingresos para este negocio. «Espero poder realizar alguno porque para mí es un placer juntar mis dos grandes pasiones: el mar con el contacto con los niños. En el caso de que no se pudiera organizar ningún campus, el invierno sería muy duro, aunque nunca he perdido el optimismo y creo que en verano sí que habrá actividad».
Estos días, cuando sale al mar, Belén ve cómo el paseo se llena de ciudadanos andando, en bicicleta o corriendo. Para estas actividades, el riesgo es mucho menor que salir al mar. «Le tengo mucho respeto. A nada que vea que hay un mínimo riesgo para el cliente no le alquilo el material. En poco tiempo se puede levantar el viento y poner en graves aprietos al practicante», comenta Belén.
En la actualidad existen unos pequeños motores eléctricos que pueden ser una ayuda para capear el viento. «A nivel particular pueden ser una ayuda, pero no me convencen para la escuela». Hay muchos más practicantes de pádel surf que de las otras dos disciplinas, sobre todo porque la primera es bastante más fácil y adaptada a una franja de edad mucho más amplia.
En el mar es mucho más sencillo, por el momento, mantener la distancia de seguridad que en el Passeig Marítim de Palma. A pesar de las aglomeraciones de los primeros días, no han aumentado hasta el momento los casos positivos y si todo sigue su curso, a partir del día 25 ya se podrá salir al mar fuera del municipio. «Se puede ir a una segunda residencia, pero no al mar. Es una medida que no entiendo, pero que hay que respetarla. Esperemos que todo siga yendo bien y poco a poco recuperemos la normalidad en nuestras vidas», concluye.