Casi dos meses después de declararse el estado de alarma por la pandemia global del coronavirus, la situación sanitaria parece que empieza a estar controlada gracias al confinamiento de la población en sus casas, pero la emergencia económica no ha hecho más que empezar, golpeando con mayor dureza a las personas y familias con una situación más inestable, con empleos precarios, temporales o en la economía sumergida.
Son esas personas las que han pasado a engrosar las filas de los que habitualmente acudían a comedores sociales como Zaqueo, que ahora atiende a mucha más gente que antes de la epidemia. Por ello, iniciativas solidarias como ésta requieren ahora de más ayuda que nunca, tanto en materia prima para llevar a cabo su labor, como en brazos generosos que presten su tiempo y su esfuerzo a esta noble causa.
Voluntarios
Ya antes de que el Gobierno decretara el estado de alarma y la cuarentena, los voluntarios de Es Racó de Ses Idees llevaban a cabo el proyecto de la paella solidaria para el comedor social Zaqueo, pero al agravarse de este modo tan abrupto la situación, se han implicado con energías renovadas en varias jornadas más de preparación de alimentos.
Así, han preparado diversos platos en los establecimientos Moltabarra e It, que han ofrecido, también de forma altruista, sus espacios para ayudar a los que peor lo están pasando.
El compromiso de Es Racó de Ses Idees, escuela de filosofía y voluntariado, era ya firme antes, como lo demuestra la elaboración de una gran paella, postres y bebidas para los usuarios de Zaqueo el tercer domingo de cada mes, pero en este momento de máxima dificultad son también mayores los esfuerzos y la colaboración de Es Racó para que nadie se quede sin sustento.
«La gestión del proyecto en este período de cuarentena ha cambiado porque ha habido más necesidad –afirma Carme Arrom, coordinadora del proyecto de la paella solidaria–, pues algunos de los voluntarios que colaboran con Zaqueo son mayores y han tenido que quedarse en casa, de modo que ha habido más ‘agujeros' para cubrir».
«Nosotros –prosigue la coordinadora– hemos ofrecido nuestra disponibilidad para lo que haga falta. Hemos preparado comida durante varios días en el local de Moltabarra y muchos voluntarios han colaborado también desde su casa preparando pucheros de lentejas, pasta, tortillas o cocas dulces. Hemos organizado la recogida de platos desde localidades como Vilafranca, Manacor y Palma», agrega. Por su parte, Tino Ruiz, que también coordina a los voluntarios de Es Racó de Ses Idees, añade que «al principio de este periodo de confinamiento hubo un poco de caos en temas de organización, pero ahora, después de haber establecido unas pautas, seguimos adelante. Se ha notado también un aumento de la necesidad, porque antes del confinamiento se repartía comida para unas 110 personas, mientras que ahora, en un día se reparten alrededor de 150 bolsas de comida. Agradecemos a la gente, que se ha demostrado muy solidaria, y también a los bares y restaurantes que han donado los alimentos que conservaban en sus neveras».
Raciones
Entre el 14 de marzo –cuando se decretó el estado de alarma– y el pasado 19 de abril, un período aproximado de un mes, los voluntarios de Es Racó de Ses Idees han logrado preparar y repartir más de 1.300 raciones entre paella, lentejas, tortillas, espaguetis, tumbet, ensaladas, sándwiches y postres, además de 120 vasos de limonada y 390 de leche preparada.
Los voluntarios involucrados han sido alrededor de cincuenta, una media diez por cada día de servicio, contando a los que han preparado la comida, los que se han ocupado de la recogida y los que han repartido las bolsas en el comedor Zaqueo. En dos ocasiones la comida se ha repartido también en el poblado de Gesa.