Como ya sabéis, en la cárcel vieja de Palma vive gente que no tiene casa porque no puede pagarla; en realidad, ni siquiera pueden pagar una habitación. Viven en las que fueron viviendas de los funcionarios que ellos han amueblado con lo que había y lo que han traído de donde han podido. Y viven en dos grupos separados, y a ser posible sin mantener contacto, puesto que mientras unos son personas que no beben ni se drogan, los otros toman ciertas substancias que no les benefician en nada.
Pues bien, los de la zona no alcohólica, que suelen salir cada día a buscarse la vida como pueden –ahora, no, pues como todo el mundo, están confinados–, el pasado sábado decidieron limpiar los accesos a sus viviendas, en los que se amontonaba porquería desde hace años y, entre ella, ratas, algunas como conejos de grandes.
Uno de los residentes de dicho lugar nos comentó que lo hacían por dos motivos: porque estando confinados «es una forma de pasar el tiempo sin que te coma el aburrimiento», y por otra parte –la principal– porque esa basura acumulada no es buena para la salud de quienes viven cerca de ella. Así que el domingo –anteayer– se pusieron manos a la obra, dejando el lugar como una patena, «aunque la basura la hemos amontonado y a ver cómo la sacamos de aquí ahora», comentan.
Lo suyo sería –comentó otro– «que Emaya nos mandara bolsas grandes, que nosotros llenaríamos con esta basura y, una vez llenas todas, que pasaran a recogerlas», una idea a tener en cuenta por parte del Ajuntament, en cuyos planes está reconvertir este establecimiento en centro de cultura. Pero, mientras tanto –pues no hay fecha todavía para la reconversión, ¡y encima con la que está cayendo…!–, como vive gente en él, que además está confinada, no estaría de más que Cort atendiera esta doble petición: mandar bolsas y pasarlas a recoger una vez que las hubieran llenado, con lo cual, parte del antiguo recinto carcelario quedaría limpio. Y ya puestos, tampoco estaría de más –vamos, por higiene, ahora en tiempo de coronavirus más necesaria que nunca– que lo fumigaran, ya sin basuras, a fin de desinfectarlo. Que ahí viven personas.
Señor Hila, pues, dé las órdenes oportunas a quien corresponda para que proceda. Porque, repetimos, usted es también su alcalde.