La fe mueve montañas, dicen, y ojalá contribuya a erradicar el coronavirus y a normalizar la situación que esta lacra ha generado en todo el mundo. Ante un desafío sin precedentes para la moral y la salud física y mental de las personas, algunos apelan a sus creencias religiosas como tabla de salvación.
El llamamiento provino del Santo Padre, el Papa Francisco, quien instó este martes a todos los cristianos a unir sus corazones con un Padre Nuestro a las doce del mediodía de este miércoles, 25 de marzo. Una oración por todas las víctimas y el sufrimiento causado por la COVID-19, pero también un canto a la esperanza, convencido de que con la ayuda divina la carga es más llevadera.
De este modo el llamamiento ha corrido con fuerza por capitales de todo el mundo, y se produce a distintas horas de la jornada en puntos lejanos del globo, como Roma, Buenos Aires, Ciudad de México o Bogotá. También en las redes sociales, ocupando lugares de privilegio en la conversación durante la parte central de la jornada.