Hijo, nieto, bisnieto, sobrino y primo de fotógrafos, el mallorquín Enrique Medrano ha sido elegido mejor fotógrafo de boda del mundo, galardón otorgado por World Elite Photographers entre más de 200 profesionales del sector. Medrano, que no conoce otra profesión desde que a los 13 años cogiera la cámara fotográfica de su padre, viaja por toda Europa con los novios para captar instantáneas muy especiales.
¿Qué supone ser el mejor fotógrafo de boda?
— Imagínatelo, es un galardón que me enorgullece mucho. Todas las nominaciones y premios (hasta el momento lleva 27) son reconocimientos muy especiales, pero éste, más.
¿Cuál es la clave del éxito?
— Trabajo. Trabajo y pasión. Es importantísimo. Dedico muchas horas pero, además, cuento con mi esposa, Reme Campello, que es el alma mater de todo y wedding planner. Cuida hasta el más pequeño detalle y creamos una muy buena relación con los novios meses antes del enlace. Incluso hay parejas que vienen primero a pedir cuándo podemos ir a hacerles las fotos y luego programan el día de su boda. Eso es muy gratificante para mí.
Además de formar, dar charlas, etc, es presidente de la Asociación de Fotógrafos de Baleares. ¿Existe mucha competencia desleal en el sector?
— Ahora, menos, pero sigue habiendo. Lo peor es que en muchas ocasiones vienen parejas que se han casado para ver si podemos hacerles un reportaje de novios porque las fotos eran un desastre. Eso es lo que puede ocurrir cuando se echa mano de amigos o conocidos que no se dedican a fotografía de bodas.
En alguna ocasión, ¿los novios han dejado de venir a por las fotos porque poco después de su boda ya habían roto la relación?
— Uf, pues sí. Más veces de lo que te puedes imaginar. Es una lástima, pero en esto hay anécdotas para todos los gustos. Recuerdo una ocasión en la que una novia vino y, tras pagar, salió de la tienda y tiró el álbum a la basura. Salí corriendo y le pregunté si no le gustaba. Me dijo que estaban en proceso de divorcio.
La saga de fotógrafos Medrano, ¿tiene asegurado el relevo generacional?
— Pues no sé. Mi hija Laura con tan sólo seis años tiene buen ojo haciendo fotos y también es nuestra modelo infantil. La verdad es que mi padre y mis abuelos vivieron toda la vida de esta profesión. Mi abuelo mantuvo a su familia, con 13 hijos, pero yo no sé si me podré jubilar. Esto ha cambiado mucho, no es tán boyante económicamente.