Els Caputxins, un año más, vio por una horas, convertido su templo en un comedor social. Es una tradición que se prolonga, Navidad tras Navidad, y que tiene lugar el día de Navidad.
Este miércoles pasarían, en distintos turnos, unas 300 personas en situación económica límite, que almorzaron de sopa y escaldums, más postre en el que no faltaron la fruta ni los dulces navideños. Como bebida, agua y refrescos.
Además de los voluntarios que hicieron la comida y luego la sirvieron, y que no fueron pocos, colaboraron este año Comercial Verí, que aportó la carne, y Es Forn de Can Molinas, las cocas.
Amenizó el almuerzo desde el altar mayor del templo el grupo Xeremiers Ciutat de Mallorca.
Entre los comensales se pudo ver a algunos niños, y llamaba la atención el número de gente mayor, parte de ella de la isla.
Tardor
La Nochebuena también se mostró solidaria para quienes no tienen nada. El comedor social Tardor reunió el martes a un centenar largo de personas, que fueron entrando por turnos para cenar a base de sopa minestrone, seguida de muslo de pavo al horno con patatas al sable –en el caso de los musulmanes– y librillo relleno de solomillo de cerdo en cintas, con guarnición de vegetales variados con ciruelas, para el resto. De postre, frutas del bosque y dulces navideños.
Cada comensal recibió un regalo (bufanda, gorra, elemento para higiene personal, entre otros). Tardor contó para la ocasión con una gran grupo de voluntarios, que colaboraron en todo lo que hizo falta.
Zaqueo
Lo mismo podemos decir de Zaqueo, que dio de cenar, como entrante, entremeses variados. Para los musulmanes, de segundo, pollo con patató, y para los no musulmanes, lechona con patató y ensalada. De postre, fruta, turrón y dulces navideños, y un culín de sidra. Acudieron alrededor de 140 personas, algunas repitiendo las veces que quisieron. La porcella y los pollos llegaron por gentileza de Inmobiliaria Solidaria S.L.
Can Gazà
En Can Gazà, Jaume Santandreu logró reunir a unas 20 personas, internas en el centro. El resto, unas diez, salieron a cenar con la familia y amigos. Como en años anterior, Juanito, uno de los internos, fue quien pagó la cena, en la que no faltaron las gambas, mejillones y anguilas, siendo el plato fuerte el bacalao a la sobrasada, seguido de croquetas, salmón y variados tipos de ensaladas. Todo ello regado con agua y refrescos.
«Para nosotros es una noche triste –apuntó Santandreu–, así que cenamos, brindamos y nos vamos pronto a la cama».