Tras el final del verano, y coincidiendo con el inicio del curso escolar, regresa el Tardeo. Una movida de ocio, que se celebra los sábados por la tarde en la zona de Santa Catalina, donde acude gente de distinto perfil, social y privado, de edades comprendidas entre los 30 y 50 y tantos años. Se trata de la quinta temporada de una marcha, extrapolada de la Península por Ángel Oliveros y Sandra Caules de Kaelum Club, donde los fieles, que cada año suman más, salen a comer por los restaurantes y bares de la zona, y posteriormente toman copas hasta las diez de la noche en los locales de los alrededores.
Este sábado, eran las doce del mediodía cuando ya aparecían los primeros grupos de amigos, quienes, ávidos de disfrutar como cuando eran jóvenes, pero con inevitable paso del tiempo en sus rostros con canas y algunas arrugas, se acercaban a los bares del Mercat de Santa Catalina. Uno de los destinos imprescindibles para quienes comienzan el Tardeo con un vermut, cañas y pinchos. El bar Can Frau es uno de los más concurridos, con conocidos y nuevos clientes, abriendo el apetito con sus raciones de albóndigas, frit, bacalao, tortillas, etc, al igual que el bar La Tapita o bar de's Mercat. Poco más tarde se suman otros puestos, como el Arume o Es Racó d'sushi, mientras que los puestos de carnes, charcutería, pescado o verduras van bajando las persianas pasando el mediodía. Restaurantes de la zona hacen caja con grupos y parejas que han quedado a manteles.
A las cuatro de la tarde, muchos ya consumían el primer combinado, que se suman a las cañas y copas de vino durante el almuerzo, y callejean por el Carrer Fábrica o Sant Magí, vías que, poco a poco, se van llenando con una inesperada procesión de gente de un lado a otro.
Uno de los más deseados destinos es Kaelum Club, donde se notan las primeras colas para entrar. En la plaza del Vapor, otros esperan a puertas de Sala Luna o Sabotage. En estos locales predomina la música más comercial y grandes éxitos de anteriores décadas, reviviendo los recuerdos de muchos de los clientes que, aún con la luz del día, se convierten en los reyes de la pista. No faltan quienes hacen ‘barra fija', copa en mano y acechando con su mirada, al más puro estilo latin lover, a su futura ‘presa'. Jóvenes de espíritu, las canas y arrugas desvelan el paso de los años. Hombres y mujeres divorciados, casados, solteros de oro, etc, que disfrutan de una segunda juventud. La oferta es amplia: Havanna, Soho, Lab, Trendy, Brooklyn o La Tremenda son otros de los templos más deseados en los últimos cuatro años por los más asiduos al Tardeo.
La bebida que mas se consume es el botellín de cerveza, entre otras cosas por su bajo coste (entre tres y cinco euros dependiendo del local donde se consuma).
La movida se ha extendido más allá de la barriada palmesana incluso a algunos pueblos.
Recuerda Ángel Oliveros que en el primer Tardeo que celebró en Kaelum Club «eran 70 personas, amigos cercanos que por cuestión de tener hijos preferían salir por la tarde a tomar una copa. Una fórmula que vimos que en Murcia y Alicante funcionaba», y añade: «No nació como un efecto de hacer dinero, sino de disfrutar entre amigos y quedar por la tarde. Actualmente hay una media de unas 600 personas que pasan por el Kaelum».
Entre curiosidades y anécdotas se dice que, después de casi cinco años, ha nacido una generación de ‘los hijos del Tardeo', fruto de la unión de esas parejas que se conocieron en el Tardeo y que ahora son papis y mamis. Aunque también el Tardeo ha roto muchos matrimonios.
Aunque la mayoría se retira alrededor de las diez de la noche para volver a casa, algunos continúan con amigos o amigas cenando en algún restaurante antes de volver a casa. Son pocos los que continúan hasta la madrugada, y es que el Tardeo está creado para quienes también disfrutan del domingo, sin resaca y las obligaciones familiares.