En contraposición a la proliferación de cruceros de masas, destacó este domingo en la coincidencia en el puerto de Palma de dos cruceros destinados a un turismo muy selectivo. Se trata del Silver Spirit y el Seabourn Odyssey, pertenecientes a dos firmas -Silversea y Seabourn- que rivalizan en lujo y exclusividad.
Frente a los resorts en el mar para más de 5.000 pasajeros, estos buques limitan su capacidad a unos 500 clientes que disfrutan de unos alojamientos de gran superficie, todos ellos en suites con terraza privada. Por su parte, el número de tripulantes ronda los 300. Es lo más cercano que se puede encontrar en el mercado crucerístico a la experiencia de navegar en un gran megayate.
Este nivel, como es evidente, multiplica los precios del pasaje, que ronda los 10.000 dólares para unas vacaciones en el mar de 12 noches, sin aplicar ofertas, que también existen. En este sentido, poseen instalaciones mas propias de este sector privado, como una marina con juguetes náuticos, un mini golf virtual o los mayores spa a bordo, clubs con música en vivo y hasta seis restaurantes.
El Silver Spirit fue entregado en 2009 y este domingo permaneció en Mallorca durante 12 horas, en ruta de Barcelona a Cádiz. El Seabourn Odyssey data del mismo año y amarró en Palma por espacio de 10 horas, procedente de Palamós y con rumbo a Barcelona.