Quienes seguimos a Michelle Obama desde su llegada al aeropuerto de Son Sant Joan el pasado martes, no salimos de nuestro asombro. Cada una de las salidas de la mujer del expresidente de los Estados Unidos Barack Obama se convierte en un magnífico guion para una película americana de risa. Periodistas, fotógrafos e incluso miembros de seguridad que acompañan el séquito de la que fue primera dama no se explican por qué al ver una cámara de fotos Michelle trata de ocultarse tras su nutrido equipo de guardaespaldas, ofreciendo un esperpéntico show.
No se entiende el comportamiento de Michelle Obama, después de haber asistido durante años a cientos de multitudinarios acontecimientos, siendo el objetivo de miles de fotógrafos. Este jueves salió sólo a comer y volvió a esconderse de las cámaras. ¿Por qué?, se preguntan quienes contemplan el show de Michelle. Por otro lado, y a diferencia de los primeros días, los agentes del Cuerpo Nacional de Policía no impidieron a los cuatro periodistas que cubrimos la información desarrollar con normalidad nuestro trabajo.
Michelle Obama y sus acompañantes fueron a comer al restaurante Béns d'Avall, del chef Benet Vicens. El menú comenzó con un entrante consistente en un sándwich de pan de algarroba de porc negre y lluna rotja d'estiu, un aperitivo de melón y sandía. A continuación hicieron una picada a base de una variedad de quesos de Balears y embutidos de porc negre mallorquín. Como platos principales eligieron llampuga amb tumbet y pescado al horno a la mallorquina que acompañaron con vino de la tierra. Como curiosidad, cabe señalar que ninguno de los comensales tomó postre y que la comida transcurrió con toda normalidad.
De otra parte, destacar que la ex primera dama de EE.UU navegó el miércoles por la bahía de Palma a bordo del Gladiator, propiedad del multimillonario estadounidense Eric Schmidt, ex director ejecutivo de Google, y amigo personal del matrimonio Obama y de James Costos. Desde su jubilación en 2017, Schmidt vive retirado en Mallorca.