Este es un acto final de belleza celestial. Invisiblemente enterrada en el centro de este remolino de colores de gas hay una estrella moribunda, aproximadamente de la misma masa que el Sol.
Los remolinos de gas nos ofrecen una visión de futuro distante de nuestro sol. En 5.000 millones de años, nuestra estrella se estará muriendo. Se espera que se comporte de la misma manera, perdiendo sus capas exteriores para revelar el núcleo ardiente, que luego se convierte en una brasa que se enfría lentamente, conocida como enana blanca.
En ese momento, la Tierra se habrá ido, quemada a medida que el Sol se muere. Pero la belleza de la muerte de nuestra estrella brillará a través del Universo, informa la ESA.
A medida que una estrella envejece, las reacciones nucleares que la mantienen brillante comienzan a fallar. Esta incierta generación de energía hace que las estrellas pulsen de forma irregular, despojándose de sus capas exteriores hacia el espacio.
Mientras la estrella arroja estos gases, el núcleo súper-caliente se manifiesta. Emite enormes cantidades de luz ultravioleta, y esta radiación hace que la envoltura de gas brille, creando la frágil belleza de la nebulosa.
La galaxia que sirve de ejemplo en la imagen se conoce como Kohoutek 4-55. Nombrada por su descubridor, el astrónomo checo Lubo Kohoutec, se encuentra 4.600 años luz de la Tierra, en la dirección de la constelación de Cygnus.