El español Vicente Ferrer, fundador de la ONG que lleva su nombre, está inconsciente tras sufrir una embolia y, «aunque hay posibilidades de recuperación, habrá que esperar 72 horas», dijo ayer su hijo, Moncho Ferrer.
«Mi padre está inconsciente, aunque recibe medicación. Los médicos han detectado movimiento en la parte izquierda de su cuerpo, pero no en la derecha. Aunque hay posibilidades de recuperación, habrá que esperar 72 horas», declaró por teléfono Moncho Ferrer, que confirmó que su padre ha sufrido una embolia y se encuentra hospitalizado en un hospital de Anantapur, el lugar del sureste indio donde vive y trabaja desde hace más de cinco décadas.
Ferrer (Barcelona, 1920), quien según los médicos que le atienden ha sufrido un accidente cerebrovascular, permanece ingresado desde el viernes en estado de coma, pero estable, según una fuente de la Embajada española.
La legación de España en la India se mantiene también en contacto con la familia de este emblemático luchador en favor de los pobres, que llegó a este país por primera vez como misionero jesuita en 1952.
Decidió que dedicaría el resto de su vida a trabajar para erradicar el sufrimiento de los más pobres del país, pero su labor generó suspicacias entre los dirigentes indios, que ordenaron su expulsión en 1968, pese a la oposición de sus partidarios.
Ferrer, no obstante, volvió a la India un año después y se instaló en Anantapur, uno de los distritos más pobres, para continuar su lucha por los más desfavorecidos.
Ese mismo año abandonó la Compañía de Jesús y creó la Fundación Vicente Ferrer junto a quien se convertiría en su futura esposa, la periodista inglesa Anne Perry.
Castas
Desde entonces ha trabajado incansablemente para mejorar las condiciones de vida de algunas de las comunidades más discriminadas dentro del sistema de castas hindú: los dálits o intocables, los grupos tribales y las backward castes.
La Fundación abrió su primera oficina en España en 1996 para garantizar unos ingresos estables y dar continuidad a los proyectos en la India.
En el país asiático, un equipo de más de 1.800 personas, un 99 por ciento de las cuales son naturales de Anantapur, se encarga de ejecutar el programa de desarrollo que la organización lleva a cabo y que cubre 2.278 pueblos y beneficia a más de 2'5 millones de personas.