Los científicos británicos que crearon el robot Beagle 2, que debía aterrizar en Marte el día de Navidad y del que no se sabe nada, temen que el módulo haya encallado en un cráter del planeta, lo que explicaría los problemas para establecer contacto. El creador del robot, Colin Pillinger, afirmó ayer en una rueda de prensa en Londres que, aunque no es muy probable, podría haber caído en el agujero de un kilómetro de diámetro que hay justo en el centro de la explanada Isidis, escogida para el aterrizaje.
Ese cráter, de cientos de metros de profundidad, fue detectado en unas fotografías tomadas por el satélite estadounidense Mars Global Surveyor minutos después del supuesto aterrizaje de la nave, el 25 de diciembre. «Sería mala suerte» que hubiera caído en el hoyo, ya que la zona de aterrizaje prevista tiene una superficie de 70 por 10 kilómetros, apuntó Pillinger.
Si embargo, si esa fuera la explicación a la desaparición de la cápsula, habría pocas posibilidades de establecer contacto, porque, seguramente, habría resultado dañada. «Lo último que buscábamos era rebotar contra pendientes rocosas», observó el científico.El Beagle 2, programado para tomar muestras de la superficie y atmósfera del planeta rojo, es un proyecto británico incorporado, a última hora, a la misión de la nave Mars Express, dirigida por la Agencia Espacial Europea (AEE). Fue bautizado así en homenaje al barco en el que viajó el científico inglés Charles Darwin en el siglo XIX durante sus estudios sobre la evolución de las especies.
Desde su supuesto aterrizaje en la meseta de Isidis, cerca del ecuador marciano, se ha intentado sin éxito contactar en seis ocasiones con el módulo, que tenía que emitir una melodía del grupo de pop Blur al tocar tierra. El último intento se hizo el domingo, después de que durante el fin de semana los científicos intentaran en vano registrar señales con el potente telescopio de 76 metros Lovell, en Jodrell Bank, condado de Cheshire (oeste de Inglaterra).