El Papa hizo ayer un llamamiento por la paz en Oriente Medio y en el mundo desde Quneitra, localidad siria de los Altos del Golán, desde donde animó a todos los pueblos de la región «a derribar los muros de la hostilidad y la división». También mostró su pesar por los bombardeos israelíes en Gaza en las últimas horas, afirmando que sus plegarias en favor de la paz se hacían más necesarias que nunca.
«Tras conocer la triste noticia de conflicto y muerte, que también hoy (por ayer) nos llega desde Gaza, nuestras rezos por la paz se hacen todavía más necesarios», dijo consternado el Papa. Quneitra está considerada un símbolo de la guerra árabe-israelí. Se encuentra a 35 kilómetros de la actual frontera con Israel y está completamente deshabitada y en ruinas. Fue ocupada por Israel en 1967 durante la «guerra de los Seis Días» y sus 53.000 habitantes fueron evacuados a otros lugares.
En 1974, antes de ser devuelta en el marco de un acuerdo patrocinado por la ONU, fue totalmente destruida por las tropas israelíes, que dejaron inservibles todos los edificios que habían escapado a los precedentes combates. Esa destrucción, cuando ya se había firmado la paz, es lo que llevó al Papa a elegirla como lugar para rezar por la paz. Varios miles de sirios acompañaron al Pontífice en su plegaria por la paz entre las ruinas de la que fue una iglesia greco-ortodoxa, que quedó parcialmente en pie.