Miles de telegramas, memorandos y documentos secretos de la Casa Blanca desclasificados esta semana mostraron a un presidente Richard Nixon (1969-1974) cada vez más furioso y frustrado ante el fatal desarrollo de la Guerra de Vietnam.
Notas marcadas con el sello «confidencial» y otras con rótulo de «depurado» estampado por el Consejo de Seguridad Nacional antes de ser entregadas son una muestra de la ceguera política que había ganado a parte de la administración Nixon.
El 19 de mayo de 1972 en un memorando absolutamente secreto dirigido a Henry Kissinger, su asesor de seguridad nacional, y al general Alexander Haig, Nixon explotó: «Estoy absolutamente disgustado por el permanente fracaso en cumplir las órdenes que he dado en los últimos tres años y medio y especialmente en las últimas ocho críticas semanas».
«Todo lo que hemos logrado del Pentágono son marchas y
contramarchas y a veces un deliberado sabotaje de las
órdenes».
Quizás uno de los documentos más elocuentes es un cable que
Kissinger le envió a Haig el 22 de octubre de 1972. «Enfrentamos la
paradójica situación de que el Norte, que efectivamente ha perdido,
actúa como si hubiera ganado y el sur, que efectivamente ha ganado,
se comporta como si hubiera perdido», escribió Kissinger y agregó:
«Una de las principales tareas que tenemos ahora es la de restaurar
la realidad y obtener la victoria sicológica». Eso nunca
ocurrió.