La KGB (servicios secretos de la Unión Soviética) logró introducir a dos espías en el Palacio de Buckingham durante las décadas de los 60 y 70 para vigilar a la reina Isabel II e incluso consideró la posibilidad de reclutar a un primo de la reina, según indica ayer el periódico británico «Sunday Mirror». El palacio de Buckingham ha rechazado realizar declaraciones sobre esta información que ha provocado consternación y sorpresa en la sociedad británica.
Los servicios secretos británicos descubrieron la existencia de estos espías hace seis años, estudiando el contenido de miles de documentos traídos al Reino Unido en 1992 por el tránsfuga Wassili Mitrojin, antiguo archivista de los servicios de inteligencia soviéticos. Ambos personajes nunca fueron identificados y abandonaron sin mayores problemas el Palacio real, según el periódico londinense.
«Está probado que el KGB reclutó a dos empleados del palacio a mediados de los años sesenta hasta mediados de los setenta y su trabajo era de gran valor para los soviéticos», indicaron al «Sunday Mirror» fuentes cercanas a los servicios de inteligencia británicos (MI5). Los dos agentes lograron instalar un discreto sistema de escucha en el interior del palacio que les permitía grabar las conversaciones de la reina cuando recibía a responsables extranjeros y vigilar su entorno.