Hay tradiciones que dejan muy buen sabor de boca. Cada 25 de abril, festividad de Sant Marc, son muchos los que respetan la sana costumbre de comer caracoles y guardan fidelidad a la creencia popular de que: «Qui menja caragols per San Marc, gaudeix de bona salut de franc». Sin ningún lugar a dudas el templo de este molusco es el restaurante Es Cruce de Vilafranca donde, desde hace años, son muchos los que peregrinan hasta este santuario gastronómico para pedir salud durante todo el año. Su propietario Guillem Garí ha atendido a los clientes que se han acercado a comer caracoles en el local o bien a recoger las raciones, preparadas en recipientes adecuados, para consumir cómodamente en casa.
Este año en Es cruce se han cocinado 6.000 kilos. Desde primera hora son muchos los que se han acercado hasta el restaurante de Vilafranca para comer caracoles. La tradición dice que este día consumir estos moluscos protege de algunas enfermedades como puede ser, entre otras, el reuma. A mediodía se han formado largas colas para encontrar una mesa. La espera tenía recompensa. «El sabor de estos moluscos acompañado del all i oli bien vale la espera», comentaban algunos.
Uno de los que no se pierden esta cita gastronómica es el cantautor Tomeu Penya que ha degustó este manjar en el restaurante. «A veces vengo a buscar caracoles para comer en casa pero hoy los tomo en el restaurante». Ha asegurado que « Sant Marc a veces me pilla fuera pero si estoy aquí siempre cumplo con la tradición».
Gente procedente de diferentes localidades como Algaida, Llucmajor, Son Servera o también Palma disfrutan de los caracoles. El comedor es un hervidero de gente que comparte a manteles esta tradición. Garí ha explicado que el secreto para cocinar unos buenos caracoles está en la mezcla de carne y no hay que olvidar las hierbas, que son esenciales. El all i oli tampoco no puede faltar. Desde hace días grandes ollas están en marcha para poder atender las múltiples peticiones. La organización es esencial y una vez en mesa el servicio es inmediato.
A lo largo del día pasan muchos clientes. Miguel y Rosa han explicado que «venimos de Algaida y siempre está bien cumplir con la tradición». También un grupo de amigas han aprovechado para comer en el restaurante los caracoles pero también han compartido a manteles risas y confidencias.
Un matrimonio de Manacor se ha desplazado hasta Vilafranca acompañado de unos amigos alemanes que se mostraron encantados con esta tradición y que seguramente van a repetir. Además este Sant Marc ha coincidido para algunos con vacaciones de Semana Santa. Por ello también se han podido ver muchos abuelos y padres con los más pequeños. Y es que estas tradiciones se han de trasmitir de generación en generación.
Mucho cornudo suelto, que porem fer vendre ses casaa i anar de lloguer, quin desastre.