«Ja cau, ja el tenim!» Así celebraban los vecinos de Pollença el momento en que el Pi finalmente caía, tras decenas de hachazos que culminaron en éxito colectivo poco después de las 10 de la mañana. Esta vez, sin necesidad de recurrir a la motosierra y con relativa rapidez, el esfuerzo colectivo fue suficiente para derribar el árbol poco después de las 10 de la mañana.
Como cada año la jornada comenzó a las 8 horas en el aparcamiento de Can Escarrintxo, donde una cincuentena de personas, entre miembros de la Comissió de Festes y regidores del Ajuntament de Pollença, se dieron cita. Desde el año pasado, la participación es menor que en ediciones anteriores, cuando llagaba a alcanzar el centenar de asistentes debido a los conocidos de la Comissió de Festes que pedían subir para vivir la tradición.
El actual Ajuntament prohibió que acudiera gente fuera de las entidades responsables para evitar agravios comparativos. Desde Can Escarrintxo y en varios coches, se dirigieron a la finca de Ternelles, de donde se coge el Pi año tras año. Después una breve caminata, localizaron el árbol previamente seleccionado y comenzaron la tarea de talarlo.
El primero en empuñar el hacha fue el alcalde, Martí March, seguido por el regidor de Festes, Mateu Tugores. Todo el proceso estuvo acompañado por los Xeremiers Orats, que pusieron banda sonora a la mañana festiva. El Pi seleccionado inicialmente medía 22 metros, pero fue reducido a 20,5 metros para poder pasar por las calles del pueblo y facilitar su traslado a la Plaça Vella el día de Sant Antoni, según se informó des de el Ajuntament.
Una vez derribado, el árbol fue bajado cuidadosamente con un tractor hasta una llanura cercana, donde comenzó el proceso de preparación. Este año, se extremaron las precauciones para evitar incidentes como el del año pasado, cuando una ramera rota obligó a repetir todo el trabajo con otro árbol. Así, el pino llegó ‘sano y salvo’ para empezar la segunda fase del trabajo: pelarlo.
Entre turnos y acompañados por vasos de mesclat —la bebida típica de Pollença en Sant Antoni— y un buen berenar de torrada, como ya es tradición, los voluntarios se encargaron de pelarlo completamente y eliminar su corteza, dejando el tronco listo para ser escalado el próximo 17 de enero. Con el Pi preparado, la cuenta atrás para Sant Antoni en Pollença ya está en marcha, una tradición promete reunir a todo el pueblo en torno a una de sus celebraciones más esperadas.