Luz verde a la venta de la plaza de toros La Macarena de Felanitx. Con toda probabilidad, el Ajuntament aprobará en el pleno municipal del próximo lunes eliminar la cláusula que obliga a la propiedad a realizar como mínimo una corrida de toros anual, coincidiendo con las fiestas de Sant Agustí (el 28 de agosto). Esta condición fue impuesta en la venta de la plaza de toros que se hizo cuando la compró en subasta pública el pintor Federico Molina en el año 1960. En aquel entonces ya fue el pleno quién tomó el acuerdo, al ser la plaza municipal. La ‘famosa' cláusula se puso en la escritura pero no se inscribió en el Registro de la Propiedad.
Así, cuando Molina la vendió en el año 1966 a la empresa catalana Exclusivas Balañá SL, al no figurar en el Registro, éste segundo comprador se puede considerar que «de forma indiciaria como un tercero de buena fe no conocía dicha obligación cuando la compró», según consta en el extenso informe jurídico externo encargado por el Ajuntament antes de tomar una decisión al respecto.
Sin la cláusula, Balañá podrá ahora vender la plaza a un posible interesado: un empresario mallorquín que la restauraría y la dedicaría a fines culturales y de ocio, pero sin la argolla que supondría la obligación de tener que realizar una corrida de toros al año.
Eso sí, al ser un edificio catalogado y protegido, la restauración o posibles intervenciones deben ser controladas y con los permisos pertinentes. Así, se tiene que mantener la tipología y la volumetría, entre otros muchos aspectos técnicos.
De esta manera, la plaza de toros, uno de los edificios emblemáticos de Felanitx, podrá volver a tener vida. Uno de los últimos hitos destacables sería que allí nació hace 40 años la Penya Taurina El Cosso, hoy motor y epicentro de la fiesta de Sant Agustí. Desde hace 15 años está cerrada y no se vuelto a utilizar más. Su deterioro se nota día tras día.
PP y PI tienen decidido que votarán a favor de retirar la cláusula, mientras que el Bloc se abstendrá. Vox votará en contra y el PSOE todavía lo meditaba.
Según el informe jurídico, el Ajuntament tiene tres opciones: retirar la cláusula y dar vía libre a su restauración por parte de un particular; obligar al actual propietario a restaurarla o bien iniciar un proceso de reversión que podría ser un largo proceso judicial.