Un pálpito. Eso es lo que ha llevado a los Bernal a pasar de ser una familia trabajadora a ser los nuevos millonarios de Can Picafort al pellizcar dos décimos de lotería del Gordo de Navidad. Es una historia de suerte, pues la noche del jueves, ya casi a punto de cerrar el bar El Barrilete, en esta localidad turística de Mallorca, Ildefonso Bernal tuvo una corazonada y mandó a su futuro yerno, Ezequiel, a sacar dos números de la máquina de lotería del bar.
El joven confiesa que «nunca había usado una máquina de estas y me quedé el primer número que me salió, dos iguales». Cuando se lo llevó a su suegro, «me dijo que era un número muy feo», pero Carmen, su novia e hija del ganador, este viernes no cesaba de gritar que «es el número más guapo de todos», mientras sostenía el cartel que los acredita como ganadores del Gordo de la lotería de Navidad, con dos décimos del 88.008, un gordo «tardón» que ha repartido suerte en Mallorca.
Ildefonso ha llegado al bar despacio y con dificultad, empujando su andador, pues trabaja como hamaquero en la playa de Can Picafort y hace un año se rompió el fémur en un accidente laboral, con las hamacas. «Me dio el pálpito que si hasta ahora solo habían venido cosas malas, ahora nos tocaba tener suerte, y mandé al novio de mi hija a sacar dos números iguales», dice el afortunado. Mientras, le caía una lluvia de cava, muchos abrazos, gritos y júbilo de familiares y amigos, y continuas vídeollamadas con la familia de Arcos de la Frontera, en su Cádiz natal.
El destino del premio está bastante encaminado. «Quiero sacar a mis hijas Carmen y Nieves de trabajar, que puedan vivir bien», dice, además de asegurar que los novios, - Ezequiel y Carmen - «tienen la boda pagada e incluso vamos a comprarles una casa». La pareja, que tiene previsto casarse el próximo año, no cabe en sí de la alegría y el joven que sacó los números de la máquina, no se lo puede creer.
En el bar El Barrilito, que ya dio un primer premio en 2018, la clientela y todos los coches que pasaban por la carretera de Artà sonando su claxon, participaban de la alegría de los nuevos ganadores, una familia trabajadora que ha visto cambiar su destino de un día para otro. Ildefonso no sabe cuándo se recuperará de su accidente y podrá volver a trabajar, pero tiene claro que su familia no tendrá que hacerlo nunca.