Manacor se queda sin una de las comunidades de religiosas más antiguas del municipio. La semana que viene las tres últimas monjas de la comunidad de Sant Francesc abandonarán el emblemático edificio de la calle Major. Una decisión que ha sido «dolorosa pero inevitable», como explicaba ayer Sor Catalina Rosselló, miembro del consejo general de la congregación, ente que ha tomado la medida.
«La falta de relevo generacional y el evejecimiento de nuestras Hermanas nos obliga a reestructurar nuestras comunidades», matizó. Sin embargo, reconoció que esta vez es diferente ya que no implica solamente un cambio de personas sino «cerrar con llave el centro de Manacor».
Las tres últimas franciscanas del municipio, Sor Manoli, Sor Margalida y Sor Joana conocieron la noticia a principios de este mes aunque no se hizo pública de inmediato. En un primer momento reconocían que «quedamos conmocionadas» ya que «hemos vivido y trabajado muchos años aquí». En este sentido, Sor Manoli, que lleva diez años en la congregación de Manacor, explicó que «para mi supone mucha pena abandonar el municipio pero las decisiones del consejo son las que son y hay que aceptarlas».
Centro
La comunidad de religiosas franciscanas llegó a Manacor hace más de 140 años. Desde entonces siempre ha habido una comunidad de Hermanas en la capital del Llevant. Con el adiós a las últimas religiosas de esta comunidad el edificio colindante al colegio de Sant Francesc d'Asís quedará vacío.
Desde la congregación, propietaria de este edificio, explicaron que «aún no hay previsión sobre qué haremos con él. Lo que es seguro es que se va a dedicar al pueblo, ya sea a través de servicios sociales o formando parte de la misma escuela».
La comunidad de Manacor se suma así a la de otras localidades como Santa Eugènia o Pòrtol que también se quedaron sin esta congregación en sus municipios a causa del envejecimiento de sus monjas y la falta de novicias.