Los residentes de la zona mostraron este martes su profunda desesperación frente al derrumbamiento del emblemático edificio de Sóller. Según manifestaron algunos vecinos el mal estado del inmueble ya era palpable en los últimos tiempos. Y, a la tristeza por la caída del que una vez fue uno de los grandes iconos culturales del municipio, se le sumaron múltiples quejas al Ajuntament de Sóller por la falta de mantenimiento de las instalaciones.
«Al principio pensé que se trataba de un accidente de tráfico. Pero he salido, he visto la carretera llena de polvo y en seguida he sabido que se trataba del teatro», relataba Catalina Darder, una de las vecinas del antiguo teatro. «Se podía desplomar en cualquier momento. Por fuera estaba bonito, pero por dentro se veía todo apuntalado y al borde de la caída», narraba por su parte la sollerica Clàudia Blanco. Y lo mismo apuntó el también residente Jose Luis Lucas, quien catalogó los hechos de «irresponsabilidad civil» y denunció que «no entiendo como un edificio, estando en manos de una entidad pública, puede presentar unos desperfectos estructurales de esta magnitud».
Las distintas reacciones no tardaron en llegar a las redes sociales. Y, pocas horas después de la caída, empezaron a circular diversos lemas reivindicativos en contra de la gestión de este recinto. «La cultura se hunde mientras el equipo de gobierno se sube los sueldos», demandaba uno de los citados mensajes. «Lo que está pasando en Sóller con la cultura es una vergüenza», publicaba la Asociación Cultural Can Dulce.
Además, una de las consecuencias de la caída del tejado principal del Defensora fue el derrumbe de la casa colindante. Ésta ha quedado en ruina por completo al caer parte de los escombros hacia el interior, dejando restos de grandes piedras hasta el sótano de la casa. Por suerte, los vecinos se habían marchado a Francia, por lo que no se lamentaron daños personales. Aun así, los desperfectos producidos por el desplome de restos de material se han valorado en más de 600.000 euros.
Igualmente, los diferentes vecinos advirtieron que el percance podría haber resultado fatal. «Solo de pensar que alguien hubiera podido pasar por la calle en ese instante, ya se me encoge el corazón», dijo Pep Tugores.