La temporada de ferias ha dado el pistoletazo de salida en Santa Margalida. Los visitantes de la edición número XXXVIII han acudido a La Vila para descorchar -junto a la de Andratx- de la primera feria del año teñida con tintes electorales. El buen tiempo primaveral ha hecho las delicias de las 20.000 personas que han decidido pasar el Domingo de Ramos en Santa Margalida.
Cabe destacar la presencia de autoridades como la presidenta del Consell de Mallorca, Catalina Cladera, escoltada por el alcalde del municipio, Joan Monjo, en un evento por todo lo alto. Alrededor de las 12 horas de la mañana, la comitiva encabezada por Monjo ha llegado a las inmediaciones del Ajuntament acompañada de la banda de ‘xeremiers' tras recorrer los diferentes paradas de la fira. En este punto, el escritor, Miquel Segura, se dedicó a firmar libros de su última obra Joan March d'aprop.
Participación
Los feriantes acudieron en masa a la tradicional feria. Algo más de 200 vendedores, según fuentes del Ajuntament, dispusieron de un espacio reservado para poder vender sus productos. Desde comida típica mallorquina a la ya habitual parada de quesos diversos. La exposición de coches antiguos organizada por Garajes Garau fue una de las principales atracciones del día. Un centenar de vehículos engalanaron el Passeig des Pouàs e hicieron las delicias de los amantes del automovilismo. Por su parte, los más pequeños también pudieron disfrutar de su espacio reservado. Las atracciones habituales en las ferias hicieron feliz a más de un niño que pedía su dosis de diversión después de tanto paseo.
Alumnos del IES Santa Margalida también se sumaron a la cita con la venta de postres caseros, una iniciativa para recaudar fondos para su viaje de estudios. También en clave gastronómica destacó la presencia de diversos espacios dedicados a la comida de estas fechas. En Domingo de Ramos, las panadas y los robiols tuvieron un éxito masivo cuando se acercó la hora de comer. Tras el almuerzo, muchos han decidido dar por finalizada su participación y a pesar de la menor afluencia de visitantes, algunos apuran hasta las últimas horas del domingo para vender su producto.