El santuario de Lluc y sus alrededores fueron sin duda una de las zonas más azotadas por Juliette.
Semanas después del temporal, su peculiar entorno y algunos de sus lugares más emblemáticos, como el Jardí Naturalista del hermano Macià siguen requiriendo actuaciones para su completa recuperación. Es por eso, que desde el mismo santuario, se hizo una llamada a la ciudadanía para agilizar el proceso de reparación de daños.
Una llamada a la que han respondido más de 40 personas, quienes colaboraron ayer en las tareas de rehabilitación del emblemático espacio y de su entorno. «Toda la gente que ha participado de esta propuesta ya forman parte de la historia viva de este jardín. Necesitamos todas las manos posibles para la recuperación del espacio. Esta cálida acogida nos emociona y nos llena de esperanza» explicó Milán Alcántara, responsable del Jardí.
Dinámica de trabajo
Voluntarios llegados de todas partes de Mallorca y también del extranjero, antiguos Blavets; jóvenes y veteranos, todos han querido aportar su granito de arena a la causa y desde el Jardí, lo tenían todo preparado para apresurar el trabajo. Los jardineros han hecho durante estas semanas limpieza y acopio para que ayer los voluntarios trajinaran las ramas a los lugares habilitados para hacer la gestión de los residuos. «La peculiaridad del Jardí es que tiene zonas muy estrechas por donde es imposible acceder con vehículos o maquinaria, por lo que necesitamos manos»; explicó el responsable botánico.
Una vez recogidos, los residuos se trituran para «cerrar el círculo» y que los nutrientes de estos restos vuelvan a la tierra. La prioridad de estas jornadas es la vuelta a la normalidad tan pronto como sea posible de la actividad del Jardí, que cuenta con un calendario lleno de actos junto a numerosas entidades y asociaciones. El próximo sábado, 25 de marzo, está previsto que se celebre la segunda de estas jornadas. La gente interesada en participar puede solicitarlo a través de la redes sociales del Jardí Naturista o bien directamente en la recepción del santuario. Pese a que se espera que con estas acciones el Jardí pueda volver pronto a la normalidad, «para la recuperación total de su entorno tenemos que hablar de años»; lamenta Alcántara.