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Los controles y el civismo evitan un colapso en la Serra para ir a ver la nieve

Los controles de la Guardia Civil en las carreteras cortadas logra disuadir a muchos excursionistas

Control de la Guardia Civil en Fornalutx. | Laura Becerra

| Escorca |

Las llamadas a la población por parte del Govern para evitar un colapso de visitantes en la Serra de Tramuntana para ver la nieve han dado su fruto y los controles que la Guardia Civil ha dispuesto en los principales accesos de las carreteras han pasado la jornada sin ninguna incidencia reseñable.

Uno de los puntos críticos es la carretera de Caimari hacia Lluc. Los conductores se han encontrado con miembros de Protección Civil en la zona de la cruz de término, cerca de Sa Tafona, que les informaban de las restricciones y ya en la carretera se ha instalado un dispositivo de la Guardia Civil que controlaba el acceso a la vía. Este fin de semana solo podrán pasar los residentes acreditados, los payeses que necesiten cuidar de sus animales y los distintos profesionales que estos días realizan tareas de emergencia. El alcalde de Selva, Joan Rotger, destaca «la normalidad de la jornada, no se han producido los atascos de otros días».

En la carretera de Fornalutx hacia Escorca también se encuentra un control de la Guardia Civil que durante la mañana se ha encargado principalmente de controlar el paso de turistas y conductores que desconocían que la vía estaba cortada.

En Alaró se ha vuelto a montar el dispositivo que el Ajuntament dispone cuando prevé aglomeraciones para subir al Castell. Cuatro miembros de Protección Civil y un agente de la Policía Local se encargan de vigilar el aparcamiento e informar a los pocos excursionistas que han pasado por la zona. El alcalde de Alaró, Llorenç Perelló, resalta que «no ha habido un exceso de visitantes».

El Ajuntament d'Escorca ha emitido un comunicado en el que repasa la situación en el municipio y agradece «la intervención de todos los profesionales, cuerpos de seguridad y servicios de emergencia». También critica a la presidenta Francina Armengol, que «a pesar de su presencia en el Coll de sa Batalla no se interesó por las necesidades de la corporación municipal ni por la situación en el Santuari. Una muestra de falta de sensibilidad hacia los vecinos y el equipo de gobierno de Escorca».

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