En los últimos seis años en Mallorca se han construido 1.002 chalets nuevos en suelo rústico y se han ampliado otras 1.052 casas que, en total, han transformado 4,1 kilómetros cuadrados de parcelas de tierra fértil, garriga o bosque. Esto equivale a tres veces la superficie del centro histórico de Palma, que tiene 1,4 km2, según un análisis presentado este lunes por Terraferida.
Los 4,1 km2 urbanizados en rústico, es decir, en fora vila, dan cabida a que vivan unas 3.000 personas, cuando en un espacio mucho menor, como el caso de Ciutat, viven decenas de miles. «Es el problema ambiental más grave que tenemos en Mallorca porque tiene muchas implicaciones: mayor consumo de territorio, de energía, de agua, de movilidad en coche y de destrucción de tierra fértil para cultivo», ha lamentado el portavoz de la entidad, Jaume Adrover.
La superficie media ocupada por cada vivienda es de 3.500 metros cuadrados, lo que multiplica por 11,5 los 300 m2 permitidos para la edificación por el Consell de Mallorca, denuncian los activistas. Adrover ha lamentado durante la presentación del estudio que se destruya una tierra fértil que «ha prestado servicio a esta sociedad durante cientos de años y que tendría que estar protegida, como en Menorca, pero que acaba sepultada por piscinas, pistas de tenis y viviendas».
«No hay ninguna comunidad autónoma del Estado, ni en Menorca, que permita que haya suelo rústico y vivienda. O vives a una urbanización o en un pueblo, pero dispersar viviendas no lo hace nadie y no hay ninguna otra región de España que permita esta anomalía», ha asegurado Adrover.
Además, el portavoz ha destacado que estos proyectos están dirigidos a un mercado de lujo. «El sector agrario no puede competir contra estos fondos de inversión y propietarios millonarios», ha advertido, recordando que en Mallorca solo quedan unos 4.000 payeses en activo. En cambio, ha apuntado que existe el mismo número de inmobiliarias.
Las zonas más afectadas por la construcción son los municipios del Migjorn y el Llevant de Mallorca, como Santanyí, Manacor, Felanitx, Campos, Ses Salines y Llucmajor. «La nueva autopista ha facilitado esta penetración de la construcción, como ya dijeron las inmobiliarias que pasaría», ha recordado Adrover. Asimismo, cabe decir que todas estas nuevas construcción y ampliaciones son legales y son las que la entidad ha podido analizar, por que lo habrá muchas más.
Terraferida ha planteado una moratoria «inmediata» de construcciones residenciales en rústico y la protección «definitiva» de este tipo de suelo, además de un nuevo Plan Territorial Insular (PTI) que lo proteja de manera efectiva y privilegie sus usos agrarios, naturales y educativos. También han reclamado un plan de rehabilitación de viviendas dentro de los centros históricos de los pueblos y ciudades de Mallorca con criterios sociales y que se refuerce de forma significativa la inspección del alquiler turístico y la Agencia de Defensa del Territorio para combatir también la ilegalidad.