Nueva ejecución de obras por parte del Consell de Mallorca en el Celler Cooperatiu de vino del Sindicat de Felanitx. Estos días, operarios de la empresa pública Tragsa han empezado una nueva intervención en este edificio adquirido por la institución insular en el año 2019. Para evitar la degradación y posibles derrumbes del edificio, periódicamente se van efectuando trabajos, principalmente de consolidación.
Tal y como avanzó Ultima Hora a principios del mes de julio, en esta ocasión, las obras se centran en reforzar la zona de tolvas y la marquesina, que ya fueron apuntaladas meses atrás para evitar su derrumbe. Los trabajos, según informó el Consell cuando redactó el proyecto, consisten en «una reparación general de la estructura horizontal de hormigón armado que sustenta la cubierta inclinada de la construcción».
También se repararán las vigas de la cubierta, los arcos parabólicos, los pilares y las vigas del pórtico de la fachada. Precisamente, en la sala de tolvas que ahora se repara, hace dos años se filmaron gran parte de las escenas de la película El ventre del mar, del director mallorquín Agustí Villaronga y que fue multigalardonada. Estas obras están presupuestadas en unos 128.500 euros y el plazo de ejecución estaban previstos en unos tres meses y medio.
La previsión de intervenciones en este edificio no termina aquí. El Consell está redactando dos proyectos más: para las dos salas de fermentación (construidas en los años 1920 y 1924), con la finalidad de evitar que se sigan deteriorando y, de esta manera, ir restaurando todo el edificio para darle los usos que se han ido anunciando y que, de momento, están aparcados a la espera de acondicionar todo o al menos gran parte del edificio.
Miquel Barceló
En febrero de 2014, cuando el Ajuntament de Felanitx anunció que compraba el Sindicat, se informó que contaría con la intervención del artista felanitxer Miquel Barceló, mediante una especie de fundación público privada, intervención que él dio a entender que seguía vigente en el transcurso del pregón de las fiestas de Sant Agustí de 2015. Pero, durante la legislatura 2015-2019, el Consell de Mallorca cogió las riendas de las negociaciones de la compra –que se ejecutó en 2019– y poco más se sabe de la intervención de Barceló en la antigua bodega de vino. Fuentes consultadas han explicado que aquella idea todavía sigue vigente, pero que todavía falta mucha obra a hacer para que el edificio esté mínimamente en condiciones para darle un uso.
Otro de los proyectos que encajaría dentro de este centro del arte que se anunció sería que acogiera la sede de la Facultad de Bellas Artes, en una extensión de la UIB en la Part Forana. Visto el transcurso de las obras, parece que quedan años para que el edificio esté en condiciones de ofrecer un servicio a la ciudadanía. A no ser que a través de los fondos europeos o del impuesto de turismo sostenible (la ecotasa) se le insuflen varios millones de euros. Mientras tanto, con estas pequeñas pero importantes intervenciones periódicas a cargo del Consell de Mallorca se van reforzando diferentes espacios interiores para evitar la degradación.
El inmueble, edificado entre los años 1919-1920, tiene unos 6.500 metros cuadrados construidos (3.000 metros corresponden a la nave principal) y en algunas zonas interiores tiene una altura de unos 16 metros, hecho que da a entender la magnitud y la cantidad de obra que necesita un edificio que ha estado casi 30 años abandonado.
Punto de vista
Pendientes de Bellpuig
Joan SociesFue en febrero de 2014 cuando Miquel Barceló presentó su propuesta. Desde entonces, las autoridades han hecho mans i mànigues para poder ceder en bandeja el Sindicat. También es verdad que el día que se culminó la compra del edificio el artista envió a su madre y hermano a la presentación. Miquel no se ha dejado ver en ningún momento por allí, ni siquiera ha dado apoyo público a los jóvenes que reclaman la Facultad de Bellas Artes. Se dice que el felanitxer ha asegurado que sin el proyecto de Bellpuig finalizado no habrá Sindicat.