Bernat Quetglas finaliza su mandato como alcalde de Maria para ceder la vara a Jaume Ferriol. Conoce la política local, fue concejal socialista en etapas anteriores hasta que una crisis interna del PSOE le llevó a abandonar el partido en 2015. En octubre de 2020 llegó a la Alcaldía fruto de una moción de censura firmada por PP y XMaria contra el pacto PI-PSOE. Y lo hizo de manera insólita: era suplente en la lista.
¿Qué ha sido lo más difícil de estos 23 meses?
— Tener que evitar las relaciones entre las personas por la COVID, como visitar enfermos o ir al tanatorio. También fue un golpe muy duro el fallecimiento repentino de una persona de la brigada que tenía una humanidad inmensa. Y los ataques personales y a mi familia que he recibido por parte de algunas personas, algo que espero que nadie más tenga que sufrir, sea del partido que sea. Se han cruzado líneas rojas.
¿Cuáles son sus logros?
— Los proyectos de mayor complejidad que hemos comenzado a tramitar son la escoleta, el centro de día y el futuro planeamiento urbanístico. Pero sobre todo, mejorar el día a día; hemos visto que el Ajuntament tiene una gran carencia de fundamentos, necesita más recursos humanos y herramientas, porque hay muchas tramitaciones y si salen, es por la gran voluntad y carga de trabajo que soportan los funcionarios y personal. Para aliviar esta situación hemos creado varios bolsines.
Hubo apuestas a que el pacto derecha-ecosoberanismo no duraría...
— La política y los partidos son herramientas para prestar servicio a los ciudadanos, pero hay gente que usa el municipalismo para favorecer al partido sin valorar si perjudica al pueblo. El PP y XMaria, juntos abarcamos más sensibilidades distintas.
¿Se volverá a presentar?
— Aún no lo he decidido, pero será la agrupación XMaria quien analice si se ha hecho un buen trabajo.