Tras dos años de pandemia, este sábado, se pudo recuperar la antigua tradición de ir a la playa a pasar el día y tomar un baño montados a caballo, en carro, en bicicleta e incluso a pie, tal y como se hacía décadas atrás cuando no había vehículos motorizados. Antaño, los vecinos de Felanitx tenían por costumbre, una vez terminadas las messes (las tareas) de la cosecha en fora vila, ir a Portocolom a pasar un día en la playa. Ayer se celebró la 28 edición de la anada en carro de Felanitx a Cala Marçal. De esta manera, las nuevas generaciones rememoran como se desplazaban nuestros abuelos.
El patrón de esta edición ha sido muy similar a las anteriores: la concentración fue en la plaza del Parc Municipal bien temprano, a las 7.30 horas. Con el fresco de la mañana, pusieron rumbo al puerto felanitxer por diferentes caminos rurales (para evitar al máximo la transitada carretera), por Son Suau, Son Durí y hasta ‘La Ponderosa' (un antiguo restaurante ahora abandonado). Allí, como marcaba la tradición, para el descanso de los animales aprovecharon para pararse a merendar y para que los caballos bebieran. Y más con las altas temperaturas de este sábado.
Luego por el camí de Cas Vicari Mestre continuaron hasta Portocolom donde recorrieron la primera línea del puerto ante la atenta mirada de los vecinos y también de turistas, a los que llamó mucho la atención la larga hilera de carros, carruajes, caballos y toda la comitiva. La veintena que kilómetros de camino se hacen en poco más de cuatro horas. Sobre las 12 del mediodía llegaron al pinar cercano a la playa de Cala Marçal donde los animales descansaron en la sombra. Después de un ‘refrescante' baño en el mar, los participantes degustaron una fideuà y por la tarde, después de la siesta, regresaron a Felanitx haciendo el mismo trayecto pero a la inversa.
El apunte
Menos gente que años atrás, pero con una muy buena aceptación
Este año han participado una treintena de carros enganchados, unos veinticinco caballos en montura y unas cincuenta personas han hecho el trayecto a pie o en bicicleta. En total, unas 140 personas han participado de esta fiesta que recuerdo la ‘odisea’ que era antaño ir a pasar un día a la playa. Tras el parón de la pandemia ha habido menos participantes que años atrás pero no faltó la alegría y una muy buena compañía.