La central de Alcanada (que Endesa acaba de vender a un fondo extranjero) tenía que ser del Ajuntament d'Alcúdia en virtud de un convenio firmado entre el Consistorio y Gesa-Endesa en 2004, pero el Ajuntament nunca llegó a escriturarla a su nombre. El exalcalde de Alcúdia Miquel Ferrer fue quien negoció y cerró el pacto que implicaba la cesión al pueblo de la central y todas las zonas verdes de alrededor y el pago de 60.000 euros por el coste previsto para el acondicionamiento de los terrenos.
A cambio de esta cesión el Ajuntament rebajaba de 120.000 euros anuales a 40.000 euros anuales la tasa de residuos que cobraba a la eléctrica y se comprometía (entre otras) a legalizar y conceder las licencias pendientes del parque de carbones y de los grupos 3 y 4 y de las turbinas de gas de la central térmica de Es Murterar. Ambas partes cumplieron lo pactado pero el Ajuntament, que confiaba en que el Consell reconvirtiera la central en el Museu de las Artes y las Ciencias de Mallorca, no llegó a escriturar la central a su nombre.
Cabe recordar que el Consell incluyó la zona en el Pla Territorial como un área de reconversión (a raíz de aquél acuerdo) pero acabó aparcando el proyecto del museo ante la llegada de la crisis económica.