El Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Bunyola no conecta con la creciente sensibilidad estética que regula los volúmenes, colores y estilos arquitectónicos y elementos constructivos en la mayoría de los cascos antiguos de la Serra de Tramuntana, patrimonio mundial de la Unesco. Esta desconexión del PGOU con el respeto a la tradición, el patrimonio y el buen gusto viene dada por la obsolescencia del mismo. Las reglas urbanísticas que hoy imperan en Bunyola son las mismas mandaban en 1978; año en que se redactó el plan general que hoy permite atentados estéticos como el que ha sufrido recientemente el antiguo y pintoresco barrio de es Racó. La polémica sobre el moderno edificio que un empresario inmobiliario del mismo pueblo ha levantado en es Racó –cuyas líneas, por decirlo de alguna manera, ‘cubistas' causan un impacto estético evidente, que rompe la armonía arquitectónica del entorno del viejo barrio– está presente en las calles de Bunyola. También en las redes sociales, donde vecinos de la localidad expresan su disconformidad, cuando no indignación frente a lo que algunos de ellos califican de «atentado al buen gusto».
Otros van más allá y tildan el edificio de «horroroso». «Es Racó de Bunyola era el último espacio tradicional del pueblo. Esto en pleno 2022. No aprendemos. Sigamos cargándonos nuestra tierra. Sigamos», lamenta otro residente. Es cierto que desmadres urbanísticos de esta índole no deberían ser propios de estos tiempos, toda vez pesa en las consciencias las barbaridades inmobiliarias que se llevaron a cabo durante los años 60 y 70 en demasiadas zonas de la geografía insular. Sin embargo, como se ha apuntado anteriormente, el gran problema radica precisamente en que la normativa vigente en el municipio es casi de esa época. De esta manera, la ley ampara el bloque de viviendas. Así lo reconoce el Ajuntament de Bunyola, gobernado desde 2015 por una coalición de fuerzas de izquierdas y progresistas, conformado por PSOE y Esquerra Oberta (EOB). El Consistorio presidido por el alcalde Andreu Bujosa (EOB), también responsable del área de Urbanismo, es consciente del adefesio arquitectónico que se ha permitido en Es Racó y no se esconden a la hora de ofrecer explicaciones y advertir de que se trata de una edificación en suelo urbano que ha seguido una tramitación enmarcada en la planificación urbanística vigente.
Asimismo, las fuentes consultadas recuerdan la promoción cuenta con los informes técnicos y jurídicos preceptivos y favorables, de tal manera que a la junta de gobierno no le quedó otra que dar el visto bueno al proyecto, «más allá de las valoraciones estéticas y paisajísticas que cada uno de los regidores pudieran hacer», afirma un portavoz municipal. Sabedores de la polémica latente, desde la alcaldía entonan el mea culpa y reconocen que «proyectos como este ponen de manifiesto la necesidad urgente en cuanto a la actualización del PGOU y evitar construcciones de estas características». Llevan intentándolo desde el inicio de la pasada legislatura. Sin éxito.