El aumento de contagios de COVID-19 de las últimas semanas ha perjudicado seriamente al santuario de Lluc, que ha visto cómo se iban cancelando reservas para pasar la Navidad en sus instalaciones. A cinco días de la Nochebuena, fuentes del santuario confirman que la ocupación se ha situado por debajo del 50 por ciento debido a las cancelaciones, puesto que a principios de mes el ritmo de reservas era bueno y las previsiones era contar con unas buenas cifras, después de que en 2020 ya se vivieran horas bajas por la crisis sanitaria. Cabe recordar que tradicionalmente, antes del parón que ha significado la pandemia a todos los niveles, pasar unos días de vacaciones en Lluc durante las fiestas de Navidad era una tradición muy consolidada en Mallorca y el santuario registraba un lleno total.
«Estamos a la mitad de la capacidad debido a las anulaciones de estos últimos días; estábamos muy contentos porque en noviembre y principios de diciembre estábamos viendo una recuperación, nos han visitado muchas familias, muchas de ellas con niños y había celebraciones; pero ahora prevalece la prudencia», asiente el prior de Lluc, Marià Gastaler. El santuario dispone de las medidas de seguridad sanitarias en todas sus instalaciones, pero aún así muchas familias –el tipo de público que se aloja mayoritariamente en Lluc– han decidido cancelar su estancia durante las fiestas navideñas y de Año Nuevo, a la espera de cómo evoluciona la «sexta ola».
Otro de los factores que se ven alterados por el repunte generalizado de la pandemia son las Matines o Misa del Gallo. Por segundo año consecutivo, se celebrarán a puerta cerrada exclusivamente para la Escolania de los Blauets y sus familiares, para evitar aglomeraciones. «Quienes quieran disfrutar del Cant de la Sibil·la y de las Matines podrán seguirlas en directo desde el perfil de Facebook del Santuari de Lluc, tenemos que ser prudentes y no pueden ser abiertas al público», apunta el director de la Escolania, Joan Comas.
También la visita a la Moreneta ha sufrido cambios desde que estalló la crisis sanitaria, en febrero de 2020. El acceso al Cambril de la Mare de Déu de Lluc permanece cerrado, para evitar colas y contacto físico con el pedestal donde reposa la figura.
«La Mare de Déu está girada hacia el interior de la basílica y muchos mallorquines la veneran desde esa distancia, en un clima de mucha plegaria», señala el prior, resignado como toda la sociedad a los cambios que la crisis sanitaria ha obligado a imponer en las tradiciones, también en las religiosas.
Punto de vista
El día de la marmota
Maria NadalEs la historia de nunca acabar. Cuando parecía que empezábamos a ver la luz al final del túnel con esta dichosa pandemia, las cifras empeoran y toda la ciudadanía ve como sus planes de celebraciones navideñas se van al traste. Las autoridades sanitarias nos piden que seamos responsables, y eso intentamos, aunque la fatiga pandémica ya hace estragos. Queda poco para cumplir los dos años en que el coronavirus se ha convertido en el centro de nuestras vidas y cada día parece el día de la marmota. Volvemos a empezar.