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Mateu Cladera: «En Santa Margalida antes vivíamos de espaldas al mar, ahora somos un pueblo turístico»

El periodista recoge en un libro la evolución de la Processó de la Beata, en paralelo a la conversión de la Santa Margalida rural a la turística.

Mateu Cladera, frente a la escultura del artista Guillem Crespí que ilustra la portada del libro.

| Santa Margalida |

Santa Margalida ha vivido por segundo año consecutivo unas Festes de la Beata sin su multitudinaria procesión, declarada de Interés Turístico. El periodista Mateu Cladera acaba de publicar el libro Santa Margalida i la processó de la Beata, en el que recoge la evolución de estas fiestas y su arraigo. Ganador del premio nacional de Periodismo de la Fundación AENA y del Premi Ramon Llull del Govern balear (2006), a lo largo de su carrera ha sido redactor del diario Baleares y director de Comunicación y Protocolo del aeropuerto de Palma. Actualmente es colaborador de Ultima Hora y, sobre todo, un margalidà apasionado de las tradiciones de su pueblo.

¿Por qué dice usted que el libro lo han escrito 79 personas?
— El libro consta de dos partes, la primera de ellas recoge 50 pregones de las Festes de la Beata, desde el primero que escribió Guillem Cantallops en 1973 hasta la actualidad. Y la segunda parte cuenta la evolución de la procesión de la Beata a través de 173 fotografías y los testimonios de personas que cuentan cómo ha sido este proceso. Para mi, lo hemos escrito los 50 pregoneros y todas las personas que han aportado sus recuerdos.

¿Cómo ha cambiado La Vila a lo largo del último medio siglo?
— La Vila ha vivido un cambio extraordinario en estos 50 años y los pregones lo reflejan, porque a través de ellos se ha escrito la historia reciente de la Vila. En 1973, cuando se pronunció el primer pregón desde el balcón de la Casa de la Vila, Santa Margalida era un pueblo agrícola de 2.500 habitantes. En Can Picafort y Son Serra apenas vivía nadie. Hoy en día somos un municipio eminentemente turístico de 14.000 habitantes.

¿El turismo ha sido el motor de la transformación social?
— Sí, efectivamente. Hay que pensar que en Can Picafort se han construido cuarenta hoteles en estos 50 años y es una de las zonas turísticas más importantes del Mediterráneo. Antes la gente de La Vila vivía de espaldas al mar, ahora dan la espalda a los terrenos agrícolas y viven totalmente de cara al mar. Hace dos años nos visitaron 800.000 turistas, antes de la COVID-19.

¿Cómo ha influido todo ello en la procesión de la Beata?
— Todas estas circunstancias han ido provocando cambios en la procesión. Hace 50 años había una sola carroza, la de la Glorificació, poco a poco se fueron incorporando otras y hoy en día desfilan 14 carrozas, que representan los oficios antiguos que había en el municipio. A su vez, la procesión ha ido ganando en importancia fuera de La Vila. En los años 70 desfilaban junto a la Beata unas 12 parejas de payeses, mientras que en 2019, último año en que se pudo celebrar antes de la llegada de la pandemia, participaron tres mil parejas y familias vestidas con el traje de payés. Claro que vienen de otros pueblos también, pero en el pueblo todas las casas tienen sus vestidos y en Can Bou han confeccionado trajes de payés y de payesa para toda Mallorca.

¿Su libro viene a compensar que, un año más, no habrá Processó de la Beata?
— Aunque no haya procesión, queríamos mantener el espíritu de la fiesta. También la idea es que muchos margalidans no son conscientes de la relevancia que han tenido las fiestas de la Beata. En las verbenas de Santa Margalida han actuado artistas destacados del panorama nacional de los años 70 y 80: Antonio Machín, Torrebruno, Karina, Nino Bravo, Luis Aguilé –autor de la famosa canción «Quién no ha visto una chica bonita en Santa Margarita– entre muchos otros que se detallan en el libro.

Muchos ‘margalidans' se sorprenderán al leer que John Barry ha vivido en el municipio...
— Sí, es sorprendente la cantidad de personalidades relevantes que han pasado un tiempo y compuesto sus obras célebres en La Vila, como el músico John Barry o el actor Richard Harris, el protagonista del western Un hombre llamado caballo. Y hay más.

¿Es un libro escrito durante la pandemia?
— Sí, y como dijo el alcalde, está dedicado a todas las personas que nos han dejado por culpa de esta pandemia y a los servicios sanitarios, Protección Civil y colectivos que nos han atendido.

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